La subida de precios de alimentos básicos como el arroz, trigo y maíz ha causado una crisis alimentaria global, con más de 950 millones de personas en situación de hambre extrema y 3,000 muertes por hambruna en África. La sequía y la desviación de cereales a biocombustibles han reducido las reservas de alimentos, amenazando con escasez de cosechas y alimentos en varios continentes como Centroamérica, Sudamérica y Asia.