Este documento discute la enseñanza de la historia en México en el siglo XIX. Detalla la promulgación de la Ley de Instrucción Pública de 1861 que estableció la enseñanza obligatoria de la historia, así como la creación de una cátedra de historia en 1885. También menciona varios pensadores mexicanos como Justo Sierra y José María Vigil que influyeron en el desarrollo de los enfoques didácticos para la enseñanza de la historia.