2. BATALLA DE CANNAS
La batalla de Cannas (o Cannæ) tuvo lugar el 2 de
agosto del año 216 a. C., entre el ejército púnico,
comandado por Aníbal Barca, y las tropas romanas,
dirigidas por los cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio
Emilio Paulo, en el marco de la Segunda Guerra Púnica.
3. Desarrollada en la ciudad de Cannas, en Apulia, al
sudeste de Italia, la batalla terminó con la victoria
del ejército cartaginés, a pesar de la acusada
inferioridad numérica de éstos. Tras la misma, Capua
y varias otras ciudades estado italianas
abandonaron el bando de la República romana.
Aunque la batalla no supuso la victoria final
cartaginesa en la Segunda Guerra Púnica, se la
recuerda como uno de los más grandes eventos de
táctica militar en la historia, y la más grande derrota
de la historia de Roma hasta ese momento, ya que
en el futuro otros desastres la superarían (como la
batalla de Arausio).
4.
5. En el momento álgido de la batalla, las tropas
cartaginesas del centro de la formación se
retiraron ante el avance de los romanos y, al
avanzar éstos, se encontraron sin darse
cuenta dentro de un largo arco de enemigos
que les rodeaban. Atacados desde todos los
flancos y sin vía de escape, el ejército
romano fue destruido. Se estima que entre
60 000 y 70 000 romanos murieron o fueron
capturados en Cannas, incluyendo al cónsul
Lucio Emilio Paulo y a ochenta senadores
romanos.
6. trasfondo ESTRATEGICO
Poco después del comienzo de la Segunda
Guerra Púnica, el general cartaginés había
logrado llegar a Italia cruzando los Alpes
durante el invierno y había vencido
rápidamente a los romanos en dos grandes
victorias, en la batalla del Trebia y la batalla
del Lago Trasimeno. Los romanos, tras sufrir
esas pérdidas, nombraron a Quinto Fabio
Máximo como dictador romano para que
hiciese frente a la amenaza cartaginesa.
7. Fabio se embarcó en una guerra de desgaste contra
Aníbal, dedicándose a cortar sus líneas de suministro y
rechazando el enfrentamiento en una batalla campal.
Esa estrategia, que sería conocida en el futuro como
las Tácticas Fabianas, resultó ser muy impopular entre
los ciudadanos romanos que, una vez que
comenzaron a recuperarse de las victorias
cartaginesas, comenzaron también a cuestionar las
tácticas de su dictador, que en parte habían permitido
reagruparse al ejército cartaginés.
8. Ante esta situación política, el Senado Romano no renovó
los poderes dictatoriales a la finalización del mandato, y
devolvió el mando del ejército a los cónsules Cneo Servilio
Gémino y Marco Atilio Régulo. En 216 a. C., las elecciones
consulares finalizaron con la elección de Cayo Terencio
Varrón y Lucio Emilio Paulo, que tomaron el mando del
ejército que se había reclutado para enfrentarse con
Aníbal.
9. El ejército reunido superaba en tamaño a cualquier
ejército anterior en la historia romana hasta esa
fecha, y sobre su composición Polibio escribió lo
siguiente:
El Senado determinó llevar a ocho legiones al campo
de batalla, algo que Roma no había hecho antes,
cada legión formada por cinco mil hombres más los
aliados. La mayoría de sus guerras se deciden por un
cónsul y dos legiones, con su cuota de aliados; y
raramente emplean las cuatro al mismo tiempo en un
único servicio. Pero en esta ocasión, tan grande era la
alarma y el terror de lo que podría suceder, que
decidieron enviar no cuatro sino ocho legiones al
campo de batalla.
10. Preludio
En la primavera de 216 a. C., Aníbal tomó
la iniciativa y asedió y tomó un gran
depósito de suministros ubicado en la
ciudad de Cannas, en las llanuras de
Apulia. Con ello se situó
estratégicamente entre los romanos y
una de sus principales fuentes de
suministro.
11. El cónsul Varrón, que estaba al mando el primer
día, es presentado por las fuentes antiguas como
un hombre de naturaleza descuidada y que
estaba determinado a vencer a Aníbal.
12. Los dos ejércitos permanecieron en sus
localizaciones durante dos días. En el
segundo de estos dos días (1 de agosto)
Aníbal, conocedor de que Varrón estaría
al mando al día siguiente, salió del
campamento y ofreció batalla a los
romanos. Paulo, sin embargo, rechazó la
invitación.
13. fuerzas Las fuerzas combinadas de los dos cónsules sumaban un total
75 000 soldados de infantería, 2 400 de caballería romana y
4 000 de caballería aliada, contando únicamente a la
porción de tropas que se utilizó en la batalla campal.
Además, en los dos campamentos fortificados había otros
2 600 hombres de infantería pesada y 7 400 de infantería
ligera (un total de unos 10 000), por lo que la fuerza total que
los romanos llevaron a la guerra equivalía a unos 86 400
hombres.
14. equipamiento
Las fuerzas de la república utilizaban el
tradicional equipamiento militar romano
de la época de las guerras púnicas,
incluyendo el pilum y los hastae como
armas, así como los escudos, las
armaduras y los cascos tradicionales.
15. Despliegue táctico
l despliegue convencional de los ejércitos en
aquella época consistía en situar a la
infantería en el centro de la formación,
colocando a la caballería en las dos «alas» o
flancos laterales. Los romanos siguieron con
este sistema de despliegue de forma muy fiel,
aunque añadieron una mayor profundidad a
su formación mediante la colocación de
muchas cohortes, en lugar de optar por dar
mayor espacio a su infantería.
16. La imagen final que ofrecía el ejército romano
mantenía por tanto el estilo clásico. En líneas
perpendiculares al río, los romanos presentaban dos
bloques en líneas cerradas, el de la infantería ligera
delante y el de la pesada detrás. A su derecha, junto al
río, la caballería romana y en el flanco izquierdo la
caballería compuesta por aliados de Roma.
17. acontecimientos
A medida que los ejércitos avanzaban uno hacia el
otro, Aníbal fue extendiendo de forma gradual el
centro de su línea. Tal y como describe Polibio:
Tras desplegar a su ejército al completo en una línea
recta, tomó a varias compañías de celtas y de
hispanos y avanzó con ellas, manteniendo al resto
en contacto con estas compañías, pero
quedándose atrás de forma gradual, para conseguir
una formación en forma de luna creciente. La línea
de compañías de flanqueo iba estrechándose cada
vez más a medida que se prolongaba, siendo su
objetivo utilizar a los africanos como fuerza de
reserva y comenzar la lucha con los celtas y los
hispanos.
19. Eventos posteriores
Nunca antes, estando la ciudad todavía a
salvo, se había producido tal grado de
excitación y pánico dentro de sus murallas.
No intentaré describirlo, ni debilitaré la
realidad entrando en detalles. Pues según los
informes dos ejércitos consulares y dos
cónsules se habían perdido; no existía ya
ningún campamento romano, ningún
general, ningún soldado; Apulia, Samnio, casi
toda Italia estaba a los pies de Aníbal. Con
seguridad no hay otra nación que no hubiera
sucumbido bajo el peso de tal calamidad.
20. Efectos en la doctrina militar romana
La batalla de Cannas tuvo una gran importancia en la
historia de la estructura del ejército romano y en la
organización táctica del ejército republicano. Durante la
batalla, los romanos asumieron una formación clásica muy
parecida a la de la falange griega, lo que facilitó su
derrota en la trampa diseñada por Aníbal. Dada su
incapacidad de maniobrar de forma independiente al
grupo principal del ejército, los romanos no pudieron
responder a la maniobra envolvente de la caballería
cartaginesa. Además, las estrictas normas aplicadas por el
Senado romano requerían que el alto mando del ejército
alternase entre los dos cónsules electos, lo cual restringía la
consistencia estratégica del ejército combinado.
21. Importancia en la HISTORIA MILITAR
La batalla de Cannas tiene gran
importancia en la historia militar tanto por
las tácticas implementadas por Aníbal
como por su importancia en la historia
militar de la antigua Roma. La batalla
supuso la derrota más grave de la
República de Roma hasta la batalla de
Arausio y, en sí misma, adquirió una
significativa reputación dentro del
campo de la historia militar.