Trabajo Historia de azteca; EESO N°212; Teodelina;
Tristeza mundial
1. TRISTEZA MUNDIAL
Algunos dicen que la vida es lo que pasa entre mundial y mundial, pero yo pienso que… ¿Y a quién le
importa lo que yo pienso?Quizás algunos recuerden al “Diego”, o al “Bati” como grandes “idolos del fútbol
mundial”, yo siempre me acordaré de “Messi”, ese ya no tan pibe que con 27 años, buscaba llevar 40
millones de sueños a lo más alto del fútbol del mundo. Un 13 de julio de 2014 se comenzó a escribir una
historia con un final tal vez esperado, pero no deseado. Era el día perfecto, algunos, los más afortunados,
comenzaron a llenar el Maracaná, nosotros, que ya teníamos lleno el pecho de orgullo, nos sentamos tras el
televisor a seguir soñando con los ojos abiertos.
Del otro lado, otra vez Alemania. Como hace 28 años cuando, según dicen, tocamos el cielo con las manos,
como hace 24 años, cuando, nos recuerdan siempre, mordimos el polvo. Somos millonarios en anécdotas,
esta vez, nos tocaba a nosotros, la historia se posaba frente a nuestros ojos, y ahora sí estaríamos presentes.
Los alemanes venían arrasando y asustaban después de una gran victoria frente al anfitrión, Brasil,
humillándolo con un contundente 7 a 1. Los nuestros venían de triunfar en una sufrida definición por penales
donde el arquero, Romero, se convirtió en una especie de “héroe” tras atajar tres penales en la semis ante
Holanda. Pero algo más nos hacía ilusionar, no sólo los jugadores que tenía el equipo, sino también, que ese
grupo de compatriotas, del que surgió el verbo “ Mascheranear”, dejaba todo en cada pelota. La hora había
llegado, los himnos de ambos países erizaron la piel de millones de apasionados alrededor del globo… Pitada
inicial, los corazones revientan de emoción y luego de transcurrido unos minutos… El sueño del pibe, Higuaín
se encuentra en la final del mundo, solo, mano a mano con el arquero. Esa caprichosa pelota que pasa a
centímetros del palo derecho, nos hace sospechar si en verdad, aquello no era una pesadilla.
Pasado un tiempo, uno de estos muchachos rubios y altos que viven del otro lado del charco, casi nos explota
de un cabezazo el corazón. Por suerte, solo reventó el palo izquierdo de Romero.
Fuimos a tiempo extra, porque si de sufrir se trata, cátedra podemos dar. Una vez más, el cielo se abre de par
en par, el emisario de nuestras ilusiones, el destinado a ser recordado por siempre era Rodrigo Palacios. Pero
parecía no ser nuestro día, lo que no quiere decir que no lo recordemos por años tanto a él como a su madre.
Ya acabando el partido, faltando solo 4 minutos, un tal Götze, fachero, petiso, con más cara de estilista que de
adecuarse al prototipo argentino de jugador de fútbol, tras pararla de pecho luego de un centro del lado
izquierdo de su ataque, casi con displicencia, derrotó la valla del arquero Argento destruyendo todo tipo de
esperanzas, haciendo que nos despertemos de ese sueño de la peor manera, como si con un baldazo de
agua nos dijeran, tras despabilarnos, que todo aquello no podía ser.
Y ahora que lo analizo, quizás les quedó la intriga de lo que pienso, y creo, que esto que alguien llamó fútbol,
se nos fue de las manos señores, esto ya no es tan sólo un deporte, a veces las palabras no son tan buenas
como para expresar lo que sentimos, así que les voy a tratar de definir esto que siento con un ejemplo: el
dicho es:” los hombres no lloran” les confieso que sí, se me llenaron los ojos de lágrimas, el corazón se me
paralizó, cerré los ojos, pero no, al abrirlos descubrí que todo seguía allí, o quizás aquí, bien adentro mío,
tanto que no podía contenerlo, el llanto fue aquella tristeza que no pude contener, una tristeza mundial. Y
puede ser que piensen que exagero, pero el fútbol se siente, se lleva en la sangre y les aseguro que ese
día, no me lo olvidaré jamás.
Nicolás Gaitán; 4to A