2. Nuestros cuerpos de peces se deslizan uno al lado del otro. Tu piel acuática nada en el sueño junto a la mía y brillan tus escamas en la luz lunar filtrándose por las rendijas. Seres traslúcidos flotamos confinados al agua de nuestros alientos confundidos. Aletas de piernas y brazos se rozan en la madrugada en el oxígeno y el calor que sube de las blancas algas con que nos protegemos del frío.