Este himno alaba al Rey eterno, a Dios, por su amor, gracia, majestad, providencia y misericordia. Lo describe como el Anciano de días vestido de gloria y luz, cuyo carro de fuego refulge en las nubes. Reconoce que aunque los hombres son frágiles, pueden confiar en Dios como su Creador, Amigo fiel y Redentor.