1. Via Crucis
EL TIEMPO DE CUARESMA ES:
VIA CRUCIS
Es volver a recorrer las huellas ensangrentadas de
Jesús hasta la colina del Gólgota: Allí está la
cruz, centro del cristianismo, faro luminoso que ha
orientado los recorridos de santidad y de misión de
todas las generaciones cristianas.
2. Nuestras culpas, Señor, te han
condenado a muerte. Tu
pasión, sufrida por amor, nos
donde la salvación y nos conceda la
fuerza de empeñarnos hasta que
desaparezca la violencia sobre toda
la tierra y reine la civilización del
amor.
I ESTACION: Jesús es condenado a muerte
3. Sobre la cruz que te pesaba, o
Jesús, estaba el cargamento de
nuestras amarguras, las del cuerpo
y las del espíritu. Haz que nadie
quede aplastado por la
cruz, concede a cada uno de
nosotros el de seguirte con
paciencia y esperanza, con fe y
serenidad en el dolor de cada día.
II ESTACION: Jesús es cargado con la cruz
4. Tú que has conocido, Señor
Jesús, la humillación que
abate, concédenos la valentía
de encontrarte y de
reconocerte presente cuando
nuestras energías menguan y
experimentamos nuestra
fragilidad.
III ESTACION: Jesús cae por primera vez
5. Tu madre, o Jesús, que te ha
acompañado por la vía de la
cruz hasta el Calvario, nos
acompañe en nuestro caminar y
nos de a todos la fuerza de
aceptar los sufrimientos de la
vida.
IV ESTACION: Jesús encuentra a su madre
6. Muchas veces, o
Jesús, encontramos la cruz
en nuestro camino. Que cada
día, tu gracia, nos ayude a
cargar la nuestra y a acoger
la de nuestros hermanos con
amor y cuidado para lograr
que sus vidas sean mas
llevaderas.
V ESTACION: Jesús ayudado por el Cirineo
7. Te encontramos, o
Jesús, cada día en los
hermanos conocidos o
desconocidos, importantes o
sin prestigio. Que nuestros
ojos sepan verte y nuestra
caridad te pueda servir en
todos ellos, particularmente
en los hermanos que sufren.
VI ESTACION: Verónica enjuga el rostro de Jesús.
8. Padre, que todos aquellos que
han caído en las tinieblas de
la incredulidad, vean la luz de
la fe, quien yace bajo el peso
de la desesperación, consiga
confianza, quien permanece
ciego por el odio, vuelva a
amar con corazón sincero.
VII ESTACION: Jesús cae por segunda vez
9. Concédenos, Señor
Dios, de reconocer y
llorar por nuestros
pecados, convierte
nuestros corazones y
reaviva en nosotros la
certeza de tu amor de
Padre.
VIII ESTACION: Jesús encuentra a las piadosas mujeres
10. Triplicaste tu
caída, Señor Jesús, haz
que no acojamos los ídolos
del mundo, sino solo a
ti, que eres Dios, y haz
que con tu cuerpo cubierto
de llagas y por tu pasión
sean lavados nuestros
pecados.
IX ESTACION: Jesús cae por tercera vez
11. Padre, concede a la iglesia
la pobreza y la
esperanza, para estar
siempre al servicio de los
humildes y la fuerza para
luchar y así nadie sea
desnudado de sus
derechos y de su propia
dignidad.
X ESTACION: Jesús es desnudado de sus ropas
12. Haz cumplido por amor del
Padre y por amor nuestro, o
Jesús, la promesa divina: ven a
nosotros, en cada momento de
nuestra vida para ayudarnos a
cumplir siempre la voluntad del
Padre.
XI ESTACION: Jesús es clavado a la cruz
13. Jesús, Tú que has muerto para
abrirnos la puerta del Paraíso, haz
que cada hombre te acoja, te
reconozca, te adore y te ame aquí
en la tierra, en la espera del
encuentro de tu gloria sin fin.
XII ESTACION: Jesús muere en la cruz
14. Tu cuerpo sin vida, o
Señor, es el signo de que lo
has dado todo; en el
nosotros, encontramos la
fuente de la vida. Sé nuestro
Pan, que nos sostiene en el
camino hacia ti.
XIII ESTACION: Jesús es bajado de la cruz
15. En tu tumba, o Hijo de
Dios, encuentra cumplimiento
tu comunión con nuestra
muerte, pero en el corazón de
María está encendida la
esperanza de la Resurrección.
Concede a tus fieles de
compartir el misterio de tu
muerte, en espera de tomar
parte en el Reino y en la
gloria eterna. AMEN
XIV ESTACION: Jesús es depositado en el sepulcro
16. Tu cruz es mi luz;
Ella cierra el camino a los sueños
complacientes de una vida demasiado fácil, y
abre otro camino, más noble, mas fecundo y
más lleno de vida. Tu cruz eleva mis ojos
hacia lo alto, los despega del suelo, de los
pensamientos inútiles y del fango del mundo, y
los hace buscar incesantemente a Dios a
través de las pruebas. Hiciste de tu cruz la
última lección de tu enseñanza, la última
verdad ofrecida en testimonio, la palabra
suprema en la que te donas por amor.
Tu cruz es mi luz, la que me permite penetrar
en el exultante misterio de tu
resurrección, en la que podemos descubrir el
maravilloso valor de las horas de dolor.
GRACIAS JESUS.
Traducción Piera