La diversidad hídrica y vegetal es importante para mantener ecosistemas saludables. Una variedad de fuentes de agua como ríos, lagos y humedales junto con una mezcla de plantas nativas crean hábitats para una amplia gama de especies silvestres. Los esfuerzos de conservación que protegen diferentes tipos de agua dulce y cubierta vegetal ayudan a preservar la biodiversidad.