2. A Góngora mi querido enemigo
el cual recuerdo que es converso
muy contento le escribo
y le dedico estos versos.
No soy muy querido Quevedo
me temo que has de saber
que no existe mejor maestro que mi entender
aunque no lo entiendas por lo que veo.
A ese hombre a una nariz pegado
que presume de ser culto
al ser un poco atontado
y al tener en la cara un gran bulto.
Siendo poco lo que ves
con tus lupas enormes
y con tu pintoresco bigote
mis obras deberías comprender.
Así Góngora te digo
que tus poemas de soledades
no son nada al lado de los míos.
Contrasta con tu ironía
mi talante galante
como la noche y el día.
Pues por nuestras enemistades
nada de mí has aprendido
colmándote de vanidades.
No siendo arrogante
debes reconocer mi poesía
como culta y elegante.