Este documento discute cómo las elecciones que tomamos determinan si ganamos o perdemos en la vida. Ganar no se trata de suerte, sino de decisiones como sonreír y hacer amigos, perseguir sueños en lugar de abandonarlos, y renunciar al egoísmo para vivir de acuerdo con los principios de Dios. También advierte contra la codicia, señalando que aquellos que se llenan de lo que pertenece a otros se sienten vacíos, mientras que prosperamos cuando disfrutamos de lo que es nuestro y para nosotros
1. La elección de ganar y prosperar
La vida nos ofrece todo el tiempo la oportunidad de elegir ganar o perder, es nuestra decisión. Y en este caso,
ganar no corresponde a un golpe de suerte, como cuando alguien se gana un premio de lotería, lo cual es algo
totalmente fortuito, tal vez utópico y por lo tanto inalcanzable o irrealizable.
Cuando elegimos ganar, no es algo que está en las manos del destino, de la suerte o del azar que esto se de, sino
que está en nuestra manos esa elección y esa decisión. Ganar o perder, no como algo que escapa a nuestra
posibilidad, sino como algo que resulta o se deriva de nuestras decisiones y elecciones.
Yo gano cada vez que decido sonreír; una sonrisa atrae otra sonrisa; una sonrisa me abre el paso para ganar un
amigo; ganar un amigo es un tesoro, y quien gana amigos y es capaz de conservarlos es una persona muy
afortunada; decidir conservar los amigos, es decidir ganar; no hacerlo significa una muy grande y lamentable
perdida.
Yo gano cada vez que decido perseguir un sueño y no abandonarlo; en el camino surgen otras oportunidades
que en un principio no había contemplado, pero que se dan, como consecuencia de ponerme en movimiento, de
ir en busca de aquello en lo cual creo, que anhelo, y por lo cual me corresponde luchar o defender ese ideal.
Gano si persigo ese sueño, pierdo, si decido abandonarlo.
En cada acción que realizamos estamos ganando o perdiendo; pero hay otra realidad que debemos considerar;
es que también debemos perder algo para ganar algo mas. Aunque, perder algo, para ganar algo mas y mejor,
no es una perdida, es una inversión, un sacrificio, un renuncia voluntaria, una ofrenda. Dar también se aplica
como dejar.
Hay personas que ganan muchas cosas valiosas, pero pierden algo que tiene mucho más valor que todas cosas
juntas, como aquel que “gana el mundo, pero pierde su alma”. Jesús dijo, “Y cualquiera que haya dejado casas,
hermanos o hermanas, o padre o madre, o mujer o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces mas, y
heredará la vida eterna”. Eso es ganar.
La mas grande posesión de una persona es su propia vida y ante esta realidad Jesús dijo: “si alguno quiere ganar
su vida, la perderá”. ¿En que sentido la perderá? En el sentido de renunciar una vida centrada en uno mismo,
para tomar la decisión de vivir una vida centrada en Dios; abandonar todo egoísmo, para aceptar el plan de vida
que Dios nos ofrece, una vida basada en principios y en propósitos soberanos.
De otro lado, y en este caso, ganar tampoco se concibe como ganarle a alguien mas, y mucho menos quitarle a
otro lo que es de él; no es el oportunismo ni el tomar ventaja, sino aprovechar oportunidades, para obtener
aquello que está reservado para mi y no para alguien mas; alguien mas tendrá lo suyo. Ganamos cuando
elegimos ir tras aquello que ha sido reservado para nosotros, y no que ha sido reservado para otro o es de
alguien más.
Una persona que se deja llevar por la codicia, pierde siempre; asípiense que se sale con la suya o que tiene más;
tener más de lo demás, es perderse la oportunidad de tener más de lo que le corresponde por derecho propio.
2. ¿Cuántos se han llenado de lo que le pertenece a otros, dejando lo que le pertenece a ellos? Por eso se sienten
vacíos e insatisfechos, y enfermos de codicia.
Solo cuando hallen lo que es de ellos y para ellos, estarán satisfechos y victoriosos, eso es ganar y prosperar.
Rico no es el que mas tiene sino el que menos necesita. Libre es es aquel que no sufre de apegos; feliz, aquel
que esta contento con lo Dios y la vida le ha dado. Prospero, aquel que sabe cuales son sus bienes y disfruta de
ellos; pobre aquel que no disfruta lo suyo por estar codiciando lo de los demás. Esa persona en lugar de ganar,
decidió perderse la oportunidad de ser feliz.