1. Perdonar...
Es fácil decir a otr@s que perdonen, pero qué difícil
es darlo, nosotros.
Habremos oído que "es un don el saber que estamos
equivocados y que podemos ser perdonados"; pero ¿qué pasa con los que se
equivocan y nos hacen daño, y nosotros tenemos que perdonar?
Muchas veces, para vengarnos, deseamos castigar a quien nos ha hecho mal,
pero quienes salen más castigados somos nosotros mismos y, para
liberarnos, es necesario renunciar a esos sentimientos dolorosos.
Podemos decir que estos sentimientos dolorosos no son nuestros, sino que
son de quien nos hizo daño y es necesario dejarlos ir, cuanto antes,
perdonando.
A veces me pregunto: ¿Qué hubiera hecho yo en lugar de la otra persona que
me hizo daño, si yo hubiera estado en la misma situación y circunstancias?
Casi siempre concluyo que, en ese momento, lo que hizo esa persona fue "su
mejor opción" para ella, aunque no para mí; lo que la otra persona hizo fue
sólo protegerse, no fue su intención hacerme daño. ¿Acaso no hice sentir yo,
alguna vez, a otra persona de similar manera?
Me siento herid@, pero eso no significa que la otra persona sea mala o en
verdad quiera hacerme daño. Simplemente, la otra persona no conoce toda
mi vida, ni mi pasado, y no sabe lo que me hiere de manera especial, debido
a mi historia personal.
No deberíamos esperar que alguien nos pida perdón, hay que darlo... sin
más. Y lo doy porque la razón más importante para perdonar es que me
libero de una gran carga.
¿Qué prefieres? ¿Perdonar, y ser feliz, o postergar el perdón y tener la razón?
Perdona, aunque te cueste una lágrima...
El Equipo de PsicoAyuda te invita a utilizar nuestro espacio de CONSULTAS gratuito.