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Capítulo



                                                                 El problema
                                                                  no siempre
                                                              es el problema

                                                                S
                                                                         USANA NUEVAMENTE está moles-
                                                                         ta con su esposo Richard. Juzgue us-
                                                                         ted si ella tiene o no razón para estar-
                                                                         lo, según se desprende del siguiente
                                                                         relato del conocido autor y psicólo-
                                                                go Aaron Beck.2
                                       Sumario                      Richard está en un congreso médico en
    “La tumba del amor                                          otra ciudad. Susana lo llama para avisarle que
                                   • ¿Quién tiene la razón?
la cavamos poco a poco”.1                                       los niños están enfermos, con dolor de gar-
                                   • ¿Y dónde está              ganta y fiebre. Él la tranquiliza diciéndole que
                    Dwight Small     la pólvora?                no se preocupe, porque eso no es nada serio,
                                   • En su matrimonio…          y que los niños se van a recuperar. Tratando de
                                   • Los problemas              animarla, le promete llamarla al día siguien-
                                     de fondo                   te, pero ella, medio molesta y en tono sarcás-
                                                                tico, le responde que eso es lo menos que él
                                                                puede hacer.
64 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                      El problema no siempre es el problema     65

                                                                                                             primer lugar”, “Mis necesidades serán tan      uno en la agenda de Richard. Pero nada de
                                                                                                             obvias para él, que no tendré que pedirle      eso está viendo en su actitud. Él, por su
                                                                                                             que las supla”, y otras similares.             parte, quiere estar seguro que su esposa lo
                                                                                                                 Él, por su parte, se veía a sí mismo co-   apoya en su trabajo; y que ella hará cuanto
                                                                                                             mo el proveedor de la familia; y veía a sus    pueda para que él tenga éxito en un me-
                                                                                                             esposa como la ama de casa. Su equipaje        dio tan competitivo. Por eso se pregunta
                                                                                                             psicológico se podía detectar con facilidad:   si de verdad es indispensable su regreso
                                                                                                             “Susana respetará mi carrera y me apoya-       inmediato a casa.
                                                                                                             rá en mi desarrollo profesional”. “Mi espo-        ¿Verdad que los conflictos conyugales
                                                                                                             sa se encargará de los niños y de las tareas   no son tan simples como parecen? Por es-
                                                                                                             propias del hogar”.                            ta razón decimos que, en el ámbito matri-
                                                                                                                                                            monial, usualmente “el problema no siem-
                                                                                                             ¿Quién tiene la razón?                         pre es el problema”. No acepte con facili-
                                                                                                                 ¿Estamos ahora en mejor posición pa-       dad, amigo lector, la idea de que las causas
                                                                                                             ra decir de parte de quién está la razón?      de los conflictos conyugales son el dine-
                                                                                                             ¿O acaso la situación está más complicada?     ro, el sexo, los suegros, la crianza de los hi-
                                                                                                             Pues la verdad es que, al añadir el ingre-     jos, etc. Estos son algo así como los deto-
                                                                                                             diente de las expectativas, pareciera es-      nantes. Por lo general, la pólvora está en
                                                                                                             tar más complicada. A ver qué piensa us-       otra parte.
                                                                                                             ted. ¿Cómo habría reaccionado Susana si
                                                                                                             Richard al menos hubiera mencionado la
                                                                                                             posibilidad de dejar la convención médi-
                 Participar en actividades juntos favorece la creación de una actitud de equipo
                 en la que cada cónyuge aporta al bienestar y felicidad de la unión matrimonial.             ca para ir a casa? Quizás ella se habría da-
                                                                                                             do por satisfecha. ¿Y qué habría hecho
                                                                                                             Richard si, en lugar de ella insinuar que
                                                                                                             deseaba la presencia de su esposo en casa,
        ¿Debería Richard abandonar las reunio-             trajeron al matrimonio su “equipaje psico-        se lo hubiera dicho claramente? Quizás
    nes para ir a casa a ver a los niños? ¿Tiene           lógico” (¿recuerda lo que dijimos en el ca-       él habría regresado inmediatamente.
    razón Susana al molestarse ante la actitud             pítulo 1, sobre las expectativas?). Susana        Quizás.
    de su esposo? Para responder con cierta                había dejado su trabajo como maestra pa-              No sabemos exactamente
    medida de acierto, necesitaríamos más in-              ra apoyar a Richard en sus estudios de me-        qué habría ocurrido. Lo que
    formación porque, cuando de problemas                  dicina y para dedicarse al hogar. Soñaba          sí sabemos es que el problema
    conyugales se trata,                                                       con una familia feliz en      de fondo aquí, la situación que
    con mucha frecuen-                                                         la que Richard, ya gra-       está afectando la relación con-
    cia, el problema no                                                        duado, pudiera ayudar-        yugal, no es si Richard debe o
    siempre es el pro-                                                         la en la crianza de los hi-   no regresar a casa. Más allá de es-
    blema.                                                                     jos y otras tareas del ho-    te “árbol” hay un todo un bosque
        Pues el caso es                                                        gar. En su “equipaje” se      muy tupido. En el fondo, Susana
    que cuando se casa-                                                        encontraban expectati-        quiere tener la seguridad de que
    ron, tal como ocurre                                                       vas tales como: “Richard      su esposo se preocupa por ella
    con toda otra pare-                                                        siempre me colocará,          y por sus hijos; desea creer que
    ja, Richard y Susana                                                       junto a los niños, en         ellos son la prioridad número
66 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                      El problema no siempre es el problema   67


                      Principios básicos
              de las relaciones interpersonales
         En su libro The DNA of Relationships3 (El ADN de las
         relaciones), el conocido escritor Gary Smalley señala
         que Dios plantó en el corazón de cada miembro de la raza
         humana algo así como un código genético sin el cual nadie,
         hombre o mujer, puede desarrollarse plenamente. Es el código de las
         relaciones interpersonales, el contacto físico y emocional con quienes
         forman parte de nuestro mundo.
             Según Smalley, ese “código genético” consta de tres principios
         básicos:
         • Usted ha sido creado para relacionarse: con Dios, con otros, con usted
           mismo. Cada una de estas relaciones es en sí misma importante y, a
                                                                                                               Las relaciones interpersonales poseen un marcado carácter simbólico. En la vida
           su vez, todas se interrelacionan. Si una de estas esferas de relación falta,                        matrimonial las actitudes, las palabras y los gestos adquieren un significado que va
           o se debilita, las otras sufren.                                                                    más allá de los actos por sí mismos. Se convierten así en el detonante que es ca-
                                                                                                               paz de trasmitir una carga emocional comparable a la pólvora o a los explosivos.
         • Usted ha sido creado con la capacidad de escoger. Aunque las circunstancias y otras
           personas afectan sus decisiones, la verdad es que usted finalmente decide cómo ac-
           tuará en cada situación de la vida. Por esta razón, no diga: “No tengo otra alternati-   ¿Y dónde está la pólvora?                              ges. Un beso, o la ausencia de un beso, por
           va”. Cuando se trata de relaciones personales, usualmente hay otras alternativas.                                                               pequeñito que sea; una caricia, o la falta de
                                                                                                        Uno de los rasgos distintivos de las re-
         • Usted ha sido creado para asumir responsabilidad por sus acciones. Siempre es más        laciones interpersonales es su carácter sim-           ella, por fugaz que ella sea; una broma, o la
           fácil culpar a otros cuando las relaciones personales marchan mal, pero un factor        bólico.4 En la medida que esa relación se              falta de ella, por trivial que parezca: cada
                             importante en el desarrollo del carácter es reconocer los errores      torna más íntima, en esa misma medida                  acto trasmite al otro un significado sim-
                                                    cometidos y aprender de ellos. Quienes no       también adquiere un carácter más simbó-                bólico: comunica afecto o indiferencia, acep-
                                                      aprenden de sus errores están condena-                                                               tación o rechazo, respeto o desprecio.
                                                                                                    lico. Lo que esto quiere decir es que, mien-
                                                       dos a repetirlos.
                                                                                                    tras más estrecha es la relación de dos per-               Repetimos: en ninguna otra relación
                                                                                                    sonas, mayor es la probabilidad de que sus             nuestros actos están impregnados de ma-
                                                                                                    palabras, gestos y actitudes adquieran un sig-         yor simbolismo que en el matrimonio.
                                                                                                    nificado más allá del literal y obvio, propio          Prácticamente todo cuanto hacemos por
                                                                                                    de ellos. Cada individuo trae al matrimo-              nuestro cónyuge, o dejamos de hacer, pa-
                                                                                                    nio su propia “cultura”, una amalgama, un              sa en última instancia por un filtro im-
                                                                                                    mosaico, de creencias, principios y valores            placable: “¿Me amas?”5 Es cuando toma-
                                                                                                    que colorean sus percepciones de la rea-               mos en cuenta este carácter simbólico de
                                                                                                    lidad.                                                 nuestros actos, que podemos explicar mu-
                                                                                                        La vida conyugal es el prototipo de es-            chas de las reacciones “desproporciona-
                                                                                                    ta realidad. En el pequeño mundo de la vi-             das” de nuestro cónyuge. “¿Qué hice”, pre-
                                                                                                    da matrimonial cada acto lleva en sí una               guntamos asombrados, “para que te moles-
                                                                                                    carga de significado, una dosis emotiva,               taras tanto?” “Después de un día tan boni-
                                                                                                    que puede pasar inadvertida con facili-                to en la playa, ¿qué pasó para que repenti-
                                                                                                    dad por terceros, pero no para los cónyu-              namente cambiaras de actitud?”
68 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                El problema no siempre es el problema   69


                        Tres manojos de cilantro
         Con o sin razón me he ganado ante mi esposa la fama                                          entendí el porqué de su reacción tan explosiva. Lo
         de que soy muy “ahorrativo” (ella usa otra pala-                                             que la molestó no fue, precisamente, que yo quisiera
         bra). Un día en el supermercado se me ocurrió ha-                                            ahorrar dinero. El significado simbólico que mi
         cer una broma que un buen amigo ya había                                                     esposa le dio a mi actitud (y a actitudes similares
         practicado con su esposa, sin resultados nega-                                               del pasado) fue otra: “Mi esposo no confía en mi
         tivos para él. La gracia consistió en que, mientras                                          capacidad para planificar una comida”. “No le
         ella colocaba los alimentos en el carrito de compras,                                        importa si quedo mal con nuestros invitados”...
         yo, sin que ella se diera cuenta, sacaba algunos. Mi                                             “No confía”. “No le importa”. ¡Peligro en la
         intención se concentró en aquellos comestibles que                                           portería! Cuando estos pensamientos afloran,
         consideré excesivos. Así, si ella colocaba en el carrito                                     ¡cuidado! Con toda seguridad funcionarán como
         cuatro latas de guisantes, yo sacaba una, o dos. Todo                                        corrientes subterráneas que afectarán todo cuanto
         parecía estar bajo control. Todo excepto un factor. A diferencia                             ocurra en la superficie.
         de otras ocasiones, esa vez mi esposa sabía muy bien cuánto                                      Por lo demás, sobra decir que no se me ha ocurri-
         había comprado de cada cosa.                                                                 do hacer la misma gracia.
                                      Ya en la casa, escuché que me llamó
                                      en un tono nada amigable. Lo que su-
                                         cedió después todavía está vívida-
                                            mente grabado en mi mente. Nunca la
                                               había visto tan molesta. Bueno, decir molesta no es
                                                 muy acertado. ¡Enardecida!
                                                        —Yo compré tres manojos de cilantro. ¿Dón-
                                                     de está el tercero?
                                                         —(Con aire de inocencia) ¿Compraste tres?
                                                         —Sí. Y cuatro aguacates. Aquí falta uno.
                                                          El tono de voz me aconsejó no seguir fin-
                                                      giendo.
                                                       —Los saqué para hacerte una broma.
                                                     —¡Pues no es nada gracioso! Tengo todos
                                                  mis ingredientes bien planificados,
                                                   dispongo de muy poco tiempo, ¿y
                                                    tú vienes con esto? ¡Pues ahora
                                                   mismo vas a tener que ir a comprar
                                                  todo lo que sacaste del carrito! Y por
                                                favor, no se te ocurra hacerme esta
                                                 broma otra vez.
                                                    Mi respuesta fue inmediata.
                                                    —¿Qué más quieres que compre?
                                                    Cuando las aguas volvieron a su
                                             nivel, hablamos del asunto. Le pedí dis-
                                        culpas y, al reflexionar sobre el “pequeño incidente”,
70 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                 El problema no siempre es el problema     71

                                                                                                         el número de hijos, y otros, las causas rea-    “A menudo siento que no soy amado(a)”.
                                                                                                         les de la infelicidad estaban vinculadas a      “Necesito a alguien a quien confiarle mis
                                                                                                         su relación de pareja.                             problemas”.
                                                                                                             Los investigadores identificaron cua-       “No puedo hablar a mi cónyuge”.
                                                                                                         tro factores en particular:                        De nuevo la pregunta: ¿Cuál es la causa de
                                                                                                         • Esposo y esposa se sienten solos con         los problemas en la pareja? ¿Dinero? ¿Sexo?
                                                                                                             sus problemas, incomprendidos, inca-       ¿Familiares políticos? ¿Tiempo comparti-
                                                                                                             paces de explicar su angustia o de en-     do?... No exactamente. Lo que los estudios
                                                                                                             contrar apoyo en el cónyuge.               revelan es otra cosa: falta de intimidad, de
                                                                                                         • Cada cual se siente rechazado y, como        comunicación; soledad, rechazo, indiferen-
                                                                                                             resultado, inseguro.                       cia. En una palabra, problemas de naturaleza
                                                                                                         • Tienen problemas de comunicación.            emocional.
                                                                                                             No pueden hablar con confianza sobre
                                                                                                             sus problemas ni enfrentarlos juntos.      El problema de fondo: emocional
                                                                                                         • Han perdido la perspectiva de su re-
                                                                                                             lación. Han olvidado lo que una vez los       Todo lo dicho hasta aquí es verificable.
                                                                                                             atrajo uno al otro, las cosas que solían   Lo puede comprobar el lector por medio
                                                                                                             disfrutar. Tampoco ven con optimismo       de un recurso que está al alcance de todo
                    Los llamados problemas de fondo en el matrimonio poseen un lado
                    oculto o no revelado. Son como los icebergs que únicamente mues-                         su futuro como pareja.
                    tran una fracción de su verdadero volumen. En su mayor parte sur-
                    gen como resultado de la falta de intimidad y comunicación.                              Poco tiempo después de los estudios pio-
                                                                                                         neros de Mudd y Hey, otros dos investiga-
                                                                                                         dores, V D. Matthews y C. S. Mihanovich,9
                                                                                                                  .
    La punta del iceberg:                                  Si la respuesta es sí a todas, o a la ma-     presentaron a unos mil hombres y mujeres
    ¿Qué es lo que no se ve?                           yoría de estas preguntas, muy probable-           una lista de los problemas más comunes
                                                       mente en su matrimonio hay problemas de           que las parejas usualmente confrontan.
       En su excelente libro Fighting for your                                                           Les pidieron que marcaran los que ellos mis-
    Marriage (En defensa de tu matrimonio),            fondo que no han sido resueltos. En otras
                                                       palabras, hay pólvora.                            mos estaban enfrentando en su matrimo-
    Howard Markman, Scott Stanley y Susan                                                                nio. ¿Qué encontraron los investigadores?
    Blumberg, expresan varias preguntas que                Esto es lo que los estudios han mostrado
    funcionan a manera de detectores de pól-           de manera reiterada durante los últimos
                                                       cincuenta años.7 Por ejemplo, en el año 1959      Los problemas de fondo
    vora, útiles para ubicar esas áreas de su
                                                       Emily Mudd y Richard Hey, pioneros en                 En los referidos estudios las parejas
    matrimonio en las que, cuando usted me-
                                                       el área de la terapia marital, llevaron a cabo    infelices señalaron abrumadoramente, en
    nos espera, se produce una explosión.
                                                       un estudio para identificar los factores aso-     comparación con las felices, problemas
                                                       ciados con la infelicidad conyugal.8 Al prin-     tales como:
    En su matrimonio…                                  cipio de las entrevistas la mayoría de las pa-     “Mi cónyuge rara vez dice algo que
    • ¿Se salen fácilmente de control las dis-         rejas comenzó mencionando las quejas de               me halague”.
      cusiones sobre asuntos sin importancia?          siempre: las diferencia de criterios para criar    “Nos decimos cosas que hieren”.
    • ¿Evitan hablar de ciertos temas?                 los hijos, el manejo del dinero, los parientes     “Mi cónyuge no discierne con facili-
    • ¿Sienten que hay una pared que los se-           políticos... A medida que el estudio avanzó,          dad mis sentimientos”.
      para?                                            pronto se puso en evidencia la verdad del          “Mi cónyuge se muestra indiferente ha-
    • ¿Mantienen un registro de las faltas de          asunto. Independientemente de factores ta-            cia mí”.
      cada uno para sacarlas luego a relucir?6         les como la edad, el nivel socioeconómico,         “Deseo más afecto”.
72 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                    El problema no siempre es el problema          73

    ser humano: su propia experiencia. Piense,           tado de gustos, opiniones o criterios dife-
    por ejemplo, en los grandes conflictos que           rentes. No. Esas diferencias enriquecen.
    ha tenido en su matrimonio. No piense                La alusión es a la crítica que ataca, la pala-
    ahora en culpables. Simplemente trate de             bra que ofende, la indiferencia que igno-
    llegar hasta el fondo del asunto, sin que la         ra, el gesto que rechaza, la burla que des-
    pasión o el orgullo lo saquen de su ruta.            precia. Es cuando miramos este compo-
    Con toda seguridad va a encontrar que la             nente emocional del conflicto matrimo-
    raíz del problema tiene un fuerte “sesgo”            nial que entendemos por qué las parejas
    emocional, vinculada al sentido de valor de          entrevistadas en los estudios citados ha-
    una persona: usted o su cónyuge. En ese              blan de soledad, de no sentirse amados o
    conflicto que ahora viene a su mente ¿se             apreciados.
    sintió alguien rechazado? ¿Se sintió alguien             ¿Por qué decimos, entonces, que en el
    irrespetado? ¿Fueron ignorados los senti-            fondo, un componente importante de los
    mientos de alguien?                                  grandes conflictos es el emocional? Por-
        Repitámoslo. Aquí no nos estamos refi-           que el oxígeno sin el cual ningún ser humano
    riendo a los desacuerdos que son el resul-           puede vivir es su estima propia, el aprecio por




                                                                                                                  Las tensiones acumuladas, cuando no se
                                                                                                                  resuelven, tienden a hacer “explosión” con
                                                                                                                  furia volcánica. El componente emocional
                                                                                                                  es la raíz de esos grandes conflictos y pue-
                                                                                                                  de ser el detonante que active reacciones
                                                                                                                  en extremo negativas en el matrimonio.




                                                                                                           su valor como persona.10 ¿Qué nos queda
                                                                                                           cuando ese sentido de valía personal es vul-
                                                                                                           nerado o ignorado? Lo que queda es un co-
                                                                                                           razón herido, solitario. Es por esta razón
                                                                                                              que la tendencia de cada persona es a de-
                                                                                                               fender, consciente o inconscientemen-
                                                                                                                te, su valía personal. Y es por esta mis-
                                                                                                                 ma razón que, en la más íntima de to-
                                                                                                                 das las relaciones humanas —el ma-
                                                                                                                 trimonio—, marido y mujer estamos
                                                                                                                  constantemente “bailando” la danza
                                                                                                                    del temor. El ejemplo que sigue lo
                   La raíz de muchos problemas en el matrimonio tiene un fuerte sesgo
                   subjetivo. Es algo que se vincula a la autoestima de una persona, cuan-                                ilustra de manera muy apro-
                   do considera que se le ha faltado al respeto, o que ha sido rechazada.                                   piada.
74 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                   El problema no siempre es el problema     75

                                                                                                             ¿En qué consiste la danza del temor? El      importantes.13 Y, por supuesto, hay otros
                               La danza del temor                                                        mismo Greg lo explica en su libro The Mar-
                                                                                                         riage You´ve Always Dreamed of (El matri-
                                                                                                                                                          temores básicos en nosotros los humanos:
                                                                                                                                                          temor al rechazo, al abandono, al engaño,
                                                                                                         monio con el cual usted siempre soñó).           a no ser amados...
         La siguiente historia es real y la narra Greg Smalley, psicólogo y                              Allí menciona que lo ocurrido aquella no-            De acuerdo a esta información, no re-
         autor.11 Cuenta Greg que una noche estaba en su casa solo y abu-                                che fue solo un episodio de lo que había         sulta difícil ver cómo Greg y Erin pudieron
         rrido. Su esposa Erin, una enfermera, estaba de guardia y a él le dio                           sido un patrón, algo así como un círculo         haber resuelto sus diferencias la noche del
         por cambiar la posición del mobiliario del cuarto matrimonial. Eso                              vicioso, que se repetía en muchas de las         “huracán”. ¿Se molestó ella porque, especí-
         hizo y, satisfecho por la ocurrencia, se acostó, pensando en lo
                                                                                                         discusiones de sus primeros años de casa-        ficamente, él redecoró el cuarto matrimo-
         satisfecha que se sentiría ella al ver la nueva apariencia
                                                                                                         dos. No podían entender por qué esas dis-        nial? La verdad es que a muy pocas esposas
         del cuarto.
             Cuando Erin llegó esa noche, ya Greg estaba pro-                                            cusiones terminaban en verdaderas explo-         les disgustaría tal acción, sobre todo si es
         fundamente dormido. Para no despertarlo, entró de                                               siones. Parecían seguir un guión prees-          espontánea. Por encima de los golpes que
         puntillas, con el cuarto a oscuras. No había avanza-                                            tablecido, hasta que... ¡al fin! dieron con la   recibió, y del disgusto inicial por no haberla
         do mucho cuando se golpeó la espinilla con una mesa                                             clave para entender el problema. Esa “cla-
         que, según su imagen mental del cuarto, no había estado                                         ve” no solo los ayudó a romper el círculo
         antes allí. Perdió entonces el equilibrio y fue a dar contra                                    vicioso en que ellos se encontraban ence-
         un par de esquíes que a su vez golpearon primero el vidrio                                      rrados, sino que los colocó en posición de
         de un estante con una colección de figurines, y luego dieron                                    ayudar a centenares de parejas que a través
         en la cabeza de Greg.                                                                           de los años acudirían al Smalley Marriage
             El ruido y el golpe hicieron que Greg se despertara creyendo                                Institute en busca de asesoría matrimonial.
         que se trataba de un robo. Con el nivel de adrenalina por todo                                      ¿Cuál fue esa clave? Fue la identifica-
         lo alto, saltó de la cama sin recordar la novedosa distribución
                                                                                                         ción de ciertos “botones” que, sin que ellos
         que él mismo había diseñado horas antes. El caso es que fue
                                                                                                         lo supieran, presionaban cada vez que dis-
         directo hacia una pared contra la cual se golpeó la cara, rom-
         piéndose la nariz.                                                                              cutían, poniendo en marcha la danza del
             Cuando encendieron las luces, parecía que por allí había pa-                                temor. Greg explica: “Después de haber en-
         sado un huracán. Luego siguió la lluvia de acusaciones. Erin le                                 trevistado a centenares de parejas, y encues-
         reclamaba por haber cambiado la posición del mobiliario sin ha-                                 tado a miles de personas, he encontrado
         berla tomado en cuenta. Él, sintiéndose fracasado, se defendía                                  que la mayoría de la gente tiene un temor
                          restando importancia a los argumentos de su es-                                esencial. Cuando alguien presiona ese
                                     posa. Esta actitud la enfurecía más por-                            botón y la persona reacciona de mane-
                                        que, además de todo el desastre que                              ra negativa, ahí los dos se involucran
                                          él había propiciado, ahora estaba                              en una danza destructiva”.12 Luego aña-
                                               dando a entender que las                                  de que su temor básico es fracasar; y el
                                                   opiniones de ella no eran                             de su esposa, no ser valorada.
                                                     importantes. La ráfaga de acusa-
                                                                                                             En esto no están solos. Un temor bá-
                                                      ciones continuó por largo rato (¿Recuerda el
                                                                                                         sico en las mujeres es no ser tomadas
                                                      lector la historia con la que iniciamos este li-
                                                      bro? ¿La de aquella pareja que, cuando discu-      en cuenta, no ser apreciadas, es-
                                                     tían, uno hacía ping y el otro hacía pong?). Sin    pecialmente por los seres im-
                                                    darse cuenta estaban “bailando” la danza del         portantes en su vida. En el caso
                                                  temor.                                                 de los hombres, uno de los temores
                                                                                                         básicos es fracasar; así como también el
                                                                                                         temor a perder el control sobre sus asuntos
76 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                           El problema no siempre es el problema                     77

    tomado en cuenta, la molestaba especial-                Sin lugar a dudas, un auténtico círculo
    mente que él no le diera valor alguno a             vicioso: cada uno viendo en el otro tanto
    sus sentimientos y opiniones. Es decir, su          el problema como la solución.14 O sea, “Si
    temor básico —no ser valorada— había                tú no hubieras hecho...”, “Si tú no hubie-
    hecho acto de aparición y él no fue capaz           ras dicho...”, “Si tan solo tú cambiaras...”,
    de identificarlo.                                   “Si tú no...”. Tú, tú, tú...
        Pero Greg también tenía sus razones                 ¿Se da cuenta ahora, estimado lector,
    para sentirse mal. Internamente reconocía           el porqué de nuestra insistencia en que,
    que las cosas no habían salido bien, pero           cuando de conflictos conyugales se trata, el
    ¿no se daba cuenta ella que su motivo al            problema no siempre es el problema? En este
    arreglar el cuarto había sido agradarla? Es-        punto alguien podría preguntar “¿Enton-
    peraba escuchar palabras de reconocimien-           ces qué esperanza tengo?” ¿Cómo puedo
    to, y a cambio solo había recibido, aparte          evitar que mi cónyuge active mis botones?”
    de los golpes, un vendaval de críticas. Más         Según Greg Smalley, el problema no radi-
    allá de la nariz rota, y del malestar por el        ca en los botones, porque siempre han es-
    desastre ocasionado, ¿no se daba cuenta             tado con nosotros, ni en quién los presio-
    ella que lo estaba hiriendo al hacerlo sen-         ne, sino en la forma como decidimos respon-
    tir como un fracasado?                              der cuando son presionados (ver el recuadro


                                                                                                        “Principios básicos de las relaciones perso-           2. Este relato ha sido adaptado de Aaron T. Beck, Love is Never
                                                                                                                                                                  Enough, p. 46, 47 (Nueva York, Harper Perennial, 1989),
                                                                                                        nales” en la página 66).                                  pp. 69-74. Los nombres de los protagonistas han sido cam-
                                                                                                            En los días del noviazgo, o durante los               biados.
                                                                                                                                                               3. Gary Smalley, The DNA of Relationships (Wheaton, Illinois:
                                                                                                        primeros años de matrimonio, nuestros                     Tyndale House Publishers, 2004), p. 38.
                                                                                                        temores básicos estaban ahí, donde siem-               4. Aaron T. Beck, Love is Never Enough, pp. 25-30.
                                                                                                                                                               5. Este tema lo trata admirablemente Deborah Tannen en
                                                                                                        pre han estado. Pero entonces todo era fe-                That´s not What I Meant (Nueva York: Ballantine Books,
                                                                                                        licidad. Resultaba fácil ignorarlos o justi-              1986).
                                                                                                                                                               6. Howard Markman, Scott Stanley y Susan Blumberg, Fighting
                                                                                                        ficarlos. Ahora que las aguas del torrente                for Your Marriage, pp. 146, 147.
                                                                                                        romántico han bajado, ¿qué debemos ha-                 7. En los capítulos anteriores ya hemos mencionado algunos
                                                                                                                                                                  autores cuyos estudios han confirmado la tesis central de
                                                                                                        cer cuando esos temores básicos sean acti-                este capítulo: el rol del componente emocional en los pro-
                                                                                                                                                                  blemas conyugales.
                                                                                                        vados? Este es el tema de nuestro próxi-               8. Emily Mudd y Richard Hey, citados por Havemann y
                                                                                                        mo capítulo. Pero he aquí un adelanto:                    Lehtinen en Marriages and Families, 2ª ed. (Englewood
                                                                                                                                                                  Cliffs: Prentice Hall, 1990), pp. 159-160.
                                                                                                        Aunque no puedes evitar que tu cónyuge presio-         9. V. D. Matthews y C. S. Mihanovich, citados por Havemann
                                                                                                        ne “tus botones”, sí puedes evitar responder ne-          y Lehtinen en Marriages and Families, pp. 160, 161.
                                                                                                                                                              10. Esta es la tesis central de John Powell en su libro The Secret
                                                                                                        gativamente cuando lo haga. Dicho de otra                 of Staying in Love (Allen: Tabor Publishing, 1974), pp. 73,
                                                                                                        manera, tu matrimonio será tan feliz o tan                74.
                                                                                                                                                              11. Greg Smalley, The Marriage You´ve Always Dreamed of
                                                                                                        miserable como tú permitas que sea.                       (Wheaton: Tyndale House Publishing, 2005), pp. 53, 54.
                                                                                                                                                              12. Ibíd., p. 58 (La cursiva fue añadida).
                                                                                                         Referencias                                          13. Gary Smalley, op. cit., p. 42.
                                                                                                         1. Dwight Small, After You’ve Said ‘I Do’, p. 146.   14. Greg Smalley, op.cit., p. 61.



                   Quizá usted no pueda evitar que su cónyuge pulse las teclas emocio-
                   nales, pero sí puede evitar que su reacción sea violenta o desmedida.
Capítulo




                                                  Dos sospechosos...
                                                ¿cuántos culpables?

                                        Sumario
                                    • La mayor de todas
                                      las libertades
                                    • Deje de culpar
                                      a su cónyuge
                                                               J      OHN SHEA, todo un maestro de la na-
                                                                      rración de historias, cuenta el simpá-
                                                                      tico relato de un hombre que está des-
                                                                      contento con su familia. Se queja de
                                                                      que su esposa y sus hijos lo tratan mal.
                                                              Entonces le pide a Dios que le solucione su
                                                              problema. En un sueño se le informa que hay
“¡Qué bueno es tener alguien        • Deje de justificar
                                                              una alternativa: el hombre debe hacer un lar-
                                      sus errores
     a quien culpar!”1              • Abandone los intentos
                                                              go viaje, al final del cual conocerá a su nue-
                       ERICA JONG     por cambiar             va familia.
                                      a su cónyuge
                                    • Alguien debe cambiar:   Una nueva familia
                                      ¡Yo!                        Al ser informado en un sueño que debía rea-
                                    • ¿Quiere que su          lizar un viaje para conocer a su nueva familia, el
                                      matrimonio mejore?      hombre emprende el recorrido. Sin embargo, la
                                    • ¿Por dónde comenzar?    noche lo sorprende en el camino y se ve obligado
80 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                     Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?   81

    a dormir en el bosque. Para saber
    qué rumbo tomar cuando despierte
    en la mañana, decide colocar sus za-
    patos apuntando en la dirección que él
    considera correcta. Pero mientras
    duerme ocurre algo inesperado: un
    ángel cambia la dirección en la que
    apuntan los zapatos. Cuando despier-
    ta, sin saberlo emprende el camino de
    regreso a su propio hogar.
        Al aproximarse a su casa la sorpresa
    es grande cuando observa el gran pareci-
    do de esta “nueva” familia con su ante-
    rior. La esposa se parece a su antigua espo-
    sa; también los niños, la casa y hasta los
    vecinos se parecen a todo lo que dejó atrás.
    Entonces razona que Dios arregló las cosas      esta nueva esposa!” “¡Qué obedientes son
    de esa manera para que el cambio no fuera       estos niños!” “¡Hasta los vecinos son ama-
    tan drástico.                                   bles!”.2
        Complacido por ese arreglo, su corazón          ¿Tenía este hombre que viajar tan lejos
    ahora rebosa de felicidad. La alegría que ex-   para encontrar amor y respeto? Realmente,
    perimenta alcanza a quienes lo rodean. Pen-     no. A decir verdad, tampoco tenía que cam-                  En su vida personal, al igual que en su vida matrimonial, nadie podrá privarlo
                                                                                                                de la capacidad para responder como usted desee a cualquier injuria o situa-
    sando que se trata de un nuevo comienzo,        biar de familia. Si alguien debía cambiar ese               ción negativa. Nuestra facultad de elección es la mayor de todas las libertades.
    brinda amor y a cambio recibe mucho             era él mismo. Pero no lo había hecho por la
    amor. Y mientras esto ocurre, no cesa de        sencilla razón que ¡había encontrado alguien
    decir para sus adentros: “¡Qué cariñosa es      a quien culpar!
                                                                                                    La mayor de todas                                     único que no puedes arrebatarme”, escribió
                                                                                                    las libertades                                        Frankl, “es la manera como yo decida res-
                                                                                                        Este capítulo retoma una idea que discu-          ponder a lo que tú me hagas. La mayor de
                                                                                                    tíamos en una sección previa: Mi matrimo-             todas mis libertades consiste en que pue-
     Hay quienes piensan que, pa-                                                                   nio será tan feliz o tan miserable como yo            do escoger la actitud que debo asumir ante
     ra recuperar la felicidad “per-                                                                quiera que sea. No puedo responder por la             cualquier circunstancia”.3
     dida”, lo mejor sería cambiar
     de familia y de vecindario. No                                                                 conducta de mi cónyuge, pero puedo res-                   ¿Cómo se aplican estas palabras al ma-
     se dan cuenta de que cual-                                                                     ponder por la mía. No puedo cambiar a mi              nejo de los conflictos matrimoniales y, en
     quier cambio eficaz debe co-                                                                                                                         general, a todo lo que afecta la felicidad
                                                                                                    cónyuge, pero yo puedo cambiar. Puedo es-
     menzar con uno mismo.
                                                                                                    paciarme en sus defectos, pero puedo deci-            conyugal? La respuesta tiene mucho que
                                                                                                    dir ver más bien sus virtudes. Dicho de otra          ver con ese círculo vicioso en el cual, según
                                                                                                    manera: No son las circunstancias las que de-         mencionamos en el capítulo anterior, Greg
                                                                                                    ciden la calidad de mi matrimonio, sino la ac-        y su esposa Erin se encontraban sin saber-
                                                                                                    titud que yo asuma al enfrentarlas.                   lo. Dijimos entonces que cada uno veía al
                                                                                                        Y esto es válido para cualquier situa-            otro como el problema y, a la vez, como la
                                                                                                    ción de la vida. ¿Qué fue lo que permitió             solución a sus conflictos. El caso es que en
                                                                                                    a Víctor Frankl sobrevivir a los horrores de          un círculo similar se encuentran muchas
                                                                                                    los campos de concentración nazis? “Lo                parejas hoy. “Si Luis no fuera tan egoísta”,
82 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                   Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?    83

    piensa Carmen. “Si Carmen no fuera tan          radicalmente de actitud. ¿Qué pueden ha-              que tú eres muy sensible a las críticas”.       jas felices y las infelices. En el caso de las
    exigente”, razona Luis. La implicación aquí     cer ellos? Aplicar los principios básicos de          “Solo piensas en ti”...).4                      parejas felices, marido y mujer discuten
    es doble. En opinión de Carmen, el egoís-       las relaciones interpersonales que men-                    ¿La solución? Nada fácil. Aquí estamos     bajo la premisa de que el otro es una bue-
    mo de Luis es la causa de sus problemas         cionamos en el capítulo anterior. Veamos.             hablando de un cambio de actitud que co-        na persona que, ocasionalmente, hace al-
    de pareja; y, el cambio de su actitud, la so-                                                         mienza cuando, al intentar explicar los con-    go malo. Las infelices, por el contrario, dis-
    lución. Pero para Luis, Carmen es el pro-       Deje de culpar a su cónyuge                           flictos conyugales, dejo de mirar a mi pa-      cuten bajo la premisa de que el otro es
    blema, y también la solución. Esto es un            Para romper el círculo vicioso de la de-          reja como la causa del problema; cuando         una mala persona que, ocasionalmente,
    círculo vicioso enfermizo que no se rom-        pendencia lo primero que cada cónyuge                 abandono mis intentos de cambiarla; y, so-      hace algo bueno.5 ¡Vaya diferencia! Cuan-
    perá a menos que estos esposos cambien          debe hacer es dejar de culpar al otro por             bre todo, cuando “educo mis sentidos” pa-       do una pareja pelea bajo la premisa de que
                                                    todos los males de su matrimonio. Plantee-            ra verla como una buena persona que, a          ambos son buenas personas que de vez en
                                                    mos el asunto de esta manera: ¿Cuántos                veces, se equivoca.                             cuando hacen cosas malas, hay esperanza.
                                                    sospechosos hay en sus conflictos matrimo-                 En este punto, ¡atención!, nos topamos     Si la premisa es la opuesta, ¡sálvese quien
                                                    niales? Hay dos, y solo dos: usted y su pa-           con otra diferencia básica entre las pare-      pueda!
                                                    reja. Y ahora, con toda sinceridad, respon-
                                                    da: En su opinión, ¿quién es el culpable
                                                    de la mayoría de sus conflictos? En su opi-
                                                    nión, muy probablemente, no es usted.
                                                        ¿Cómo funciona esta psicología cuando                 La teoría de la atribución
                                                    intentamos explicar los conflictos conyu-
                                                    gales? Muy sencillo: la explicación variará
                                                    dependiendo del “sospechoso” que esté                      La tendencia a culpar a los demás, tan común
                                                                                                               en todo ser humano, la explica la teoría de la
                                                    siendo juzgado. Si soy yo, buscaré la causa,
                                                                                                               atribución. Según Fritz Heider,6 el padre de
                                                    fuera de mi persona (“Tú me provocaste”.
                                                                                                               esta teoría, cada ser humano trata de explicar
                                                     “La presión del trabajo me tiene muy ten-                 cuanto ocurre a su alrededor, especialmente
                                                           so últimamente”...). Por el contrario,              la conducta de los demás, por medio de la
                                                               si se trata de la conducta de mi                “psicología del sentido común”. Por medio
                                                                   cónyuge, buscaré las causas                 de ella atribuimos causas a eventos; es
                                                                       del problema dentro de él               decir, preguntamos ¿cuáles son los
                                                                          o ella (“Lo que pasa es              factores que producen determinados
                                                                                                               resultados? En lenguaje sencillo,
                                                                                                               esto no es otra cosa que nuestra
                                                                                                               capacidad de inferir; es decir, de ir
                                                                                                               más allá de lo que perciben nuestros
                                                                                                               sentidos.

                                                                     Existe una tendencia muy hu-
                                                                     mana al enfrentar los conflic-            En todos nosotros existe la tenden-
                                                                     tos: cuando somos los culpa-              cia innata a culpar a los demás por lo
                                                                     bles, buscamos las causas en              que nos sucede. Tratamos de expli-
                                                                     factores externos. Por otro la-           car lo que ocurre a nuestro alrededor
                                                                     do, si el culpable es nuestro cón-        utilizando el “sentido común”, identi-
                                                                     yuge, buscaremos las causas en            ficando las posibles causas basándo-
                                                                     su forma de ser como persona.             nos, a menudo, más en las suposicio-
                                                                                                               nes que en la realidad de los hechos.
84 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                  Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?   85

    Deje de justificar sus errores                  asumo esta actitud lo que, en última ins-         trimonio. Entonces solo hay ojos para lo          ge frases tales como: “¡Tú me haces eno-
        “He aquí el principal sospechoso”, es-      tancia, estoy haciendo es proteger, no mi         ver bueno. Sin percatarnos, buscamos evi-         jar!”, “¡por culpa tuya perdí los estribos!”,
    criben Carol Tavriz y Elliot Aronson, “en       conducta, sino mi persona. Por esto, escri-       dencias de cualidades en la pareja. ¡Y cuán       “si tú no hubieras dicho...”, “si tú no...”, y
    la muerte de muchos matrimonios”. Se            be Aronson, más que seres racionales, so-         fácil resulta encontrarlas! Pero ahora la ac-     otras similares, pues simplemente asuma
    refieren a la inveterada costumbre de jus-      mos racionalizadores, porque nuestra mo-          titud es la de ver lo malo. ¡Qué ironía! Con      la responsabilidad por sus reacciones. La
    tificar nuestros errores. En opinión de es-     tivación mayor no es estar en lo correcto,        razón dice la Escritura que “el que busca         razón es muy sencilla: Usted no está a mer-
    tos psicólogos, este asesino de matrimo-        sino creer que lo estamos.8                       encuentra” (San Mateo 7: 8).                      ced de ningún otro ser humano. No tiene
    nios usualmente se presenta en dos ver-             Pero esta actitud en nada ayuda en la             Y aun hay otra consecuencia negativa de       que permitir que otros decidan cómo va a
    siones.                                         solución de los problemas de pareja, por-         esta actitud. Resulta que cuando yo “edu-         reaccionar. Si ante la provocación, o la ofen-
    • Una dice: “Yo estoy en lo correcto y tú       que al asumir valerosamente mi defensa,           co” mis sentidos para ver solo el lado ma-        sa, responde con violencia, o con ira, usted
        no”.                                        en el fondo lo que estoy haciendo es despla-      lo de mi cónyuge, también estoy equipándo-        es el responsable de esa respuesta.
    • La otra: “Aunque yo no tenga la razón,        zar la responsabilidad, o la culpa, hacia         me para recordar solo lo malo. Cuando piso            No está bien que alguien lo ofenda, claro
        el caso es que soy así”.7                   mi cónyuge. ¿Podemos imaginar lo que ocu-         este terreno, estoy entrando en arena move-       está. Pero el punto en cuestión es que us-
        En cualquiera de sus dos versiones, lo      rre en un matrimonio cuando ningún cón-           diza. Los resultados serán desastrosos pa-        ted no puede controlar la conducta de los
    que se pone de manifiesto cada vez que in-      yuge acepta haberse equivocado? ¿Por cuán-        ra la relación, tal como veremos en el si-        demás. Solo puedo controlar la suya. Y si
    tento justificar mis errores es la protección   to tiempo podrán mantener esa actitud             guiente capítulo.                                 en el matrimonio cada uno controla, no
    al yo; es decir, la defensa de los atributos    de “yo no fui”?                                       Entonces, ¿quién se enoja? ¿Y quién es        solo sus acciones, sino también sus reac-
    que valoro en mí como persona. Cuando               Pero esto no es todo. Según Tavriz y          responsable de ese enojo? Si usted es de los      ciones, seguramente habrá menos roces
                                                    Aronson, en mis esfuerzos por justificar-         que está acostumbrado a decir al cónyu-           y desacuerdos.
                                                    me, sin darme cuenta, comenzaré a buscar
                                                             evidencias adicionales que con-
                                                                  firmen lo que ya creo (o sea, que
                                                                     yo no soy el problema). En el                          Soy yo quien se enoja
                                                                        proceso, minimizaré las
                                                                         cosas buenas que el otro
                                                                          hace y maximizaré las            Otro principio de relaciones interpersonales que puede ser útil al
                                                                                                           manejar los desacuerdos conyugales es que cada ser humano es
                                                                          malas.9 Al final, termi-
                                                                                                           responsable, no solamente de sus acciones, sino
                                                                          naré consiguiendo lo que
                                                                                                                               también de sus reacciones. Si
                                                                          estoy buscando: que de
                                                                                                                                 yo me molesto con mi cónyuge,
                                                                         los dos “sospechosos”, el                                ¿quién es responsable por mi
                                                                       culpable es mi cónyuge, no                                 reacción? David Augsburger res-
                                                                     yo. Note el lector que esta                                  ponde en estos términos:
                                                                   actitud es totalmente contra-                                     “Ninguna persona hace eno-
                                                               ria a la que caracteriza a los no-                                jar a otra. Si me enojo contigo,
                                                            viazgos y los primeros años de ma-                                      yo soy el responsable de esa
                                                                                                                                       reacción. […]. Tú no me haces enojar.
                                                                                                                                        Soy yo quien se enoja contigo. El eno-
                                                           La práctica de justificar siempre los                                         jo no es la única posible opción que
                                                           errores propios ha llevado a mu-                                             tengo a mi alcance. No hay situación
                                                           chos matrimonios a la separación,
                                                           ya que este comportamiento en                                               en la cual el enojo sea la única res-
                                                           realidad lo que busca es liberarnos                                        puesta posible”.10
                                                           de nuestro sentimiento de culpa.
86 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                   Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?   87


                      Un vendedor maleducado
         La afirmación de que somos responsables por nuestras respuestas la ilustra de manera
         muy simpática la anécdota que John Powell cuenta de Sidney Harris.11 Un día Harris acom-
         pañó a un amigo a un puesto de venta de periódicos. Observó cómo su amigo saludó
         cortésmente al vendedor y también cómo este respondió rudamente
         al saludo. Luego notó la manera brusca como el
         vendedor entregó el periódico y, sorpresiva-
         mente, la forma amable como su amigo se des-
         pidió, deseando un buen día al vendedor. No pu-
         diendo ocultar su asombro, preguntó al amigo:
             — ¿Te trata siempre tan mal?
             — Sí, lamentablemente siempre lo hace
         — replicó el amigo.
             — ¿Y tú siempre eres tan amable con él?
         —preguntó Harris.
                                                                                                                     El amor es la cadena que une los corazones y que a través de la mu-
             — Sí, lo soy.                                                                                           tua aceptación prepara el camino para que la resistencia a los cam-
             — ¿Y por qué eres tan amable si él es                                                                   bios desaparezca. Cada uno estará más dispuesto, o en condiciones,
         tan maleducado contigo?                                                                                     de adaptarse al otro, reduciéndose así la aparición de conflictos.
             — Porque no quiero que sea él quien de-
         cida cómo debo actuar yo.
                                                                                                    Abandone los intentos                                muy probablemente cambiará espontánea-
                                                                                                    por cambiar a su cónyuge                             mente.
                                                                                                        En su libro Reconcilable Differences (Di-           ¿Cómo explicar esta aparente contra-
                                                                                                    ferencias reconciliables), Andrew Christensen        dicción? Christensen y Jacobson la expli-
                                                                                                    y Neil Jacobson explican en forma muy                can alegando que el cambio es hermano de
                                                                                                    acertada la dinámica de la mayoría                          la aceptación, pero es un hermano
                                                                                                    de los conflictos conyugales. Según                          menor. Cuando aceptas a tu cónyu-
                                                                                                    estos autores, el dilema subyacen-                            ge tal como es, estás preparando
                                                                                                    te que enfrenta cada cónyuge es                                   el camino para que cambie: “Al
                                                                                                    este: “¿Insisto en cambiar a mi                                   experimentar cada vez mayor
                                                                                                    pareja o la acepto tal como es?”                                  aceptación uno del otro, la re-
                                                                                                        Por supuesto, la primera in-                                  sistencia al cambio se disuel-
                                                                                                    clinación es que el otro cambie,                                 ve por sí sola. Ahora cada uno
                                                                                                    pero no hace falta estar casado                                estará más dispuesto a adaptarse
                                                                                                    durante mucho tiempo para uno                                  al cónyuge, con lo cual se redu-
                                                                                                    darse cuenta que esta estrategia                                cirá la posibilidad de conflic-
                                                                                                    tiene efectos contraproducentes:                                tos”.12
                                                                                                    mientras más uno insiste en cam-                                    Aquí de nuevo estamos ha-
                                                                                                    biar al otro, menos lo logra. Por                               blando de un cambio de actitud.
                                                                                                    otra parte, al aceptarlo, con sus                               Cuando me siento aceptado, el
                                                                                                    virtudes y defectos, el cónyuge                               mensaje que recibo de mi pareja
88 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                                       Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?   89

    es inconfundible: aunque no está de acuer-      Un ejemplo puede ayudar. ¿Qué conduc-
    do con algunas de mis acciones, valora lo       tas de su cónyuge le molestan? “Me molesta
    que soy como persona. Y si alguien me ama,      que tome decisiones que afectan al hogar
    a pesar de mis episodios desagradables de       sin consultarme”, “que gaste dinero en tri-
    conducta, esto significa que no está po-        vialidades”, “que sea poco cariñoso(a)”...
    niendo condiciones para amarme; lo cual,        ¿Y qué conductas le agradan? “Me agrada
    a su vez, me predispone para evitar pre-                que con frecuencia me diga cuánto
    cisamente lo que a ella le desagrada de                         me ama”, “que me tome en
    mi conducta.                                                     cuenta al decidir cuestio-
        Este hecho, según Christensen y Jacobson,                       nes de interés para la fa-
    tiene mucho sentido porque un análisis                                milia”...
    en frío del conflicto conyugal revela una                                  Las semillas del
    de dos actitudes: o bien uno de los es-                                    conflicto se siem-
    posos (el agente) hace algo indeseable                                      bran cuando un
    por el otro (el recipiente de la acción),                                       cónyuge hace
    o bien deja de hacer algo deseable.13                                            cualquiera de
                                                                                        esas cosas
                                                                                    que molestan,
                                                                              o deja de hacer las
                                                                         que agradan. Por supues-
                                                                   to, también funciona en el otro
                                                                                                                           Quien desea resolver sus conflictos matrimoniales, lo mejor que
                                                    sentido, cuando usted es el agente y él o ella                         puede hacer es cambiar sus propias conductas negativas, y a la
                                                    el recipiente. Pero aquí entra en juego la                             vez aceptar a su cónyuge tal como es. Casi siempre resulta un
                                                                                                                           camino equivocado el de considerar que es la otra parte la que
                                                    relación cambio-aceptación. Para que las                               tiene que cambiar y adapatarse a nuestra manera de ser.
                                                    semillas del conflicto desaparezcan, debe
                                                     producirse una de dos actitudes: cambio o          mejor salida? Una opción es que mi cón-              contraproducentes por cambiar al otro.
                                                       aceptación. El cambio (cuando el agen-           yuge cambie. Otra, mejor, que yo la acepte,          Ahora se respira un ambiente saturado de
                                                         te deja de hacer lo indeseable o hace lo       con sus defectos. Pero la mejor es una ter-          aceptación mutua. Los conflictos no desa-
                                                           deseable) puede poner fin al conflicto.      cera opción: una combinación de cambio               parecen, es verdad, pero los enfrentan con
                                                             Pero la aceptación (el recipiente          y aceptación.14 Amo a mi pareja sin exigir-          una gran ventaja: cada uno sabe que es va-
                                                               muestra mayor grado de com-              le que primero debe cambiar. Mi pareja, por          lorado por su cónyuge. Han aprendido a
                                                                 prensión hacia las fallas de su        su parte, al sentirse aceptada y valorada co-        aceptarse uno al otro, tal como son, con sus
                                                                   pareja) también puede poner          mo persona, por su propia                                                fortalezas y debilidades
                                                                     fin al conflicto. ¿Cuál es la      voluntad evita hacer las                                                  “como partes divertidas
                                                                                                        cosas que me desa-                                                        del paquete completo
                                                                                                        gradan y trata de hacer                                                   de la personalidad y el
                                                                                                        las que me agradan. Am-                                                 carácter de esa persona
                                                              La semilla para el conflicto se siembra   bos damos y ambos reci-                                               [...]. Sea cual fuere el tema
                                                              cuando el cónyuge lleva a cabo accio-
                                                                                                        bimos.                                                              sobre el cual discuten, ambos
                                                              nes o actos que desagradan al otro, o
                                                              que son realizados unilateralmente. Es        Esto es lo que John Gottman                                reciben el mensaje de que son
                                                              necesario que se establezca una combi-    llama un matrimonio emocionalmen-                            amados y aceptados, con defectos in-
                                                              nación entre el cambio y la aceptación,
                                                              con el fin de minimizar los conflictos.   te inteligente. Atrás quedan los intentos                cluidos”.15
90 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                          Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?   91

    Alguien debe cambiar: ¡Yo!                                                                  Pasaron dos meses y el abo-               ¿Quiere que
        ¿Ha escuchado antes estas palabras:                                                 gado, al ver que la señora no da-             su matrimonio mejore?
    “Si este matrimonio va a funcionar al-                                                  ba señales de vida, la llamó por               • Deje de culpar a su cónyuge por
    guien debe cambiar”? Gran verdad. ¿Pe-                                                  teléfono.                                      lo malo que sucede en su ma-
    ro quién es ese alguien que debe cam-                                                       —Señora, ¿todavía quiere di-               trimonio.
    biar? El siguiente relato nos da la res-                                                vorciarse?                                     • Deje de justificar sus errores.
    puesta.                                                                                     —¿Divorciarme yo? ¡Cómo                    • Basta de responsabilizar a su
                                                                                            se le ocurre! ¡A este hombre no lo                cónyuge por sus enojos.
    ¡Me quiero divorciar!                                                                   cambio por nada del mundo!16                  • Abandone los intentos por cam-
        Una mujer está harta de su marido y                                                     ¿Quiere que su matrimonio mejo-               biar a su cónyuge.
    va al despacho de un abogado para de-                                                   re? ¿Quiere dejar de beber aguas amar-        • Acepte a su pareja tal como es.
    cirle que se quiere divorciar.                                                          gas y comenzar a disfrutar de las re-         • Y sobre todo, ¡cambie usted!
        —No solo me quiero divorciar. Tam-                                                  frescantes aguas de una relación sólida     “¿Por qué debo ser yo quien cambie?
    bién quiero hacerle tanto daño como sea                                                 y profunda? Pues alguien debe cambiar.    ¿No somos dos, acaso?”, preguntará
    posible.                                                                                En su matrimonio ese alguien es us-        alguien. Cierto, pero uno de los dos
        —Así que quiere herir a su esposo an-                                               ted. En el mío, soy yo. Pruebe y verá.     debe comenzar.
    tes de divorciarse —responde el abo-
    gado—. Muy bien. Esto es lo que hará:
    Vaya a casa y actúe como si lo ama de          —¡Maravilloso! ¡Mejor no puede ser!
    verdad. Alabe sus cualidades. Sea cari-        Casi incapaz de contener la emoción,
                                                                                            El cambio personal es un
    ñosa con él. Trate de complacerlo en to-    la mujer salió del despacho del aboga-      primer paso para que
    do lo que a él le gusta. Luego de hacerle   do, lista para llevar a cabo su macabro     un matrimonio mejore.
                                                plan. Durante varias semanas, brindó a      Aunque son dos los ejes
    creer que lo ama, ¡boom! Explote la bom-                                                del conflicto, el cambio tie-
    ba. Le dice que se quiere divorciar.        su esposo todo su amor y comprensión.       ne que empezar por uno
    ¿Qué le parece el plan?                     Dejo de hacer lo que a él molestaba y co-   de los cónyuges. Lo más
                                                                                            apropiado es reconocer
        Con los ojos brillando                  menzó a hacer las cosas que a él le gus-    que ese alguien “soy yo”.
    de alegría y admiración,                    taban. Bien podía decirse que era una
    ella exclamó:                               mujer transformada.
92 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO                                                                                                                        Dos sospechosos... ¿cuántos culpables?   93

                                                                                            solo mis actitudes afectan mi conducta,            sencillas cortesías, las que constituyen la
                                                                                            sino que mi conducta también afecta mis ac-        suma de la felicidad en la vida”.
                                                                                            titudes. Lo que pienso afecta lo que hago,             Así, pues, comience ¡ahora mismo! Sea
                                                                                            y lo que hago afecta lo que pienso, y lo que       cariñoso. Deje a un lado la crítica. Pase más
                                                                                            siento.                                            tiempo con su pareja. Su cónyuge lo va a
                                                                                                                                               disfrutar desde el primer momento, y su res-
                                                                                            ¿Por dónde comenzar?                               puesta positiva no se hará esperar. En cuanto
                                                                                                En su libro Principios y valores para la fa-   a usted, puede que no lo disfrute al princi-
                                                                                            milia de éxito,17 Ellen G. White, recomien-        pio. Pero hágalo. No se preocupe si no sien-
                                                                                            da una “receta” con tres ingredientes:             te deseos. Como en el caso de la mujer de la
                                                                                                “Ame cada uno a su cónyuge antes de exi-       historia, que quería divorciarse, hágalo aun-
                                                                                            gir que el otro lo quiera. Cultive lo más no-      que no lo sienta. Lo importante es comenzar,
                                                                                            ble que haya en sí y manifiéstese dispuesto
                                                                                            a reconocer las buenas cualidades del otro.
                                                                                            El saberse apreciado es un admirable es-
                                                                                            tímulo y motivo de afianzamiento de
                                                                                            la autoestima [...]. Son las pe-
                                                                                            queñas atenciones, los
                                                                                            numerosos inciden-
                                                                                            tes cotidianos y las


    Practicar lo que yo deseo ver en mi       Los resultados no se harán esperar. Cuan-
    pareja es una excelente técnica pa-   do doy, recibo. Y mientras más doy, más
    ra lograr un cambio de conducta
    que sea significativo y duradero.     recibo. Ya lo dice la Escritura: “Es más bien-
                                          aventurado dar que recibir” (Hechos 20: 35).
                                                      “¿Y cómo puedo cambiar?”, pre-
                                                          guntará el lector. Muy bien.
                                                          ¿Quiere ser más atento con
                                                            su cónyuge? ¿Más cariñosa?
                                                              ¿Más comprensivo? ¿Me-
                                                                  nos criticona? ¿Menos
                                                                   indiferente? La me-
                                                                  jor estrategia para lo-
                                                                   grar un cambio sig-
                                                                    nificativo de conduc-
                                                                   ta consiste en comen-
                                                               zar a practicar precisa-
                                                             mente eso que quiere llegar    Las pequeñas atenciones y los
                                                           a ser. Uno de los hallazgos      sencillos actos de cortesía se irán
                                                                                            acumulando para constituir una
                                                         mejor documentados en el           “suma de la felicidad”. Nunca
                                                   campo de la psicología es que, no        es tarde para comenzar.
03 capitulos 04 y 05

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  • 1. Capítulo El problema no siempre es el problema S USANA NUEVAMENTE está moles- ta con su esposo Richard. Juzgue us- ted si ella tiene o no razón para estar- lo, según se desprende del siguiente relato del conocido autor y psicólo- go Aaron Beck.2 Sumario Richard está en un congreso médico en “La tumba del amor otra ciudad. Susana lo llama para avisarle que • ¿Quién tiene la razón? la cavamos poco a poco”.1 los niños están enfermos, con dolor de gar- • ¿Y dónde está ganta y fiebre. Él la tranquiliza diciéndole que Dwight Small la pólvora? no se preocupe, porque eso no es nada serio, • En su matrimonio… y que los niños se van a recuperar. Tratando de • Los problemas animarla, le promete llamarla al día siguien- de fondo te, pero ella, medio molesta y en tono sarcás- tico, le responde que eso es lo menos que él puede hacer.
  • 2. 64 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema 65 primer lugar”, “Mis necesidades serán tan uno en la agenda de Richard. Pero nada de obvias para él, que no tendré que pedirle eso está viendo en su actitud. Él, por su que las supla”, y otras similares. parte, quiere estar seguro que su esposa lo Él, por su parte, se veía a sí mismo co- apoya en su trabajo; y que ella hará cuanto mo el proveedor de la familia; y veía a sus pueda para que él tenga éxito en un me- esposa como la ama de casa. Su equipaje dio tan competitivo. Por eso se pregunta psicológico se podía detectar con facilidad: si de verdad es indispensable su regreso “Susana respetará mi carrera y me apoya- inmediato a casa. rá en mi desarrollo profesional”. “Mi espo- ¿Verdad que los conflictos conyugales sa se encargará de los niños y de las tareas no son tan simples como parecen? Por es- propias del hogar”. ta razón decimos que, en el ámbito matri- monial, usualmente “el problema no siem- ¿Quién tiene la razón? pre es el problema”. No acepte con facili- ¿Estamos ahora en mejor posición pa- dad, amigo lector, la idea de que las causas ra decir de parte de quién está la razón? de los conflictos conyugales son el dine- ¿O acaso la situación está más complicada? ro, el sexo, los suegros, la crianza de los hi- Pues la verdad es que, al añadir el ingre- jos, etc. Estos son algo así como los deto- diente de las expectativas, pareciera es- nantes. Por lo general, la pólvora está en tar más complicada. A ver qué piensa us- otra parte. ted. ¿Cómo habría reaccionado Susana si Richard al menos hubiera mencionado la posibilidad de dejar la convención médi- Participar en actividades juntos favorece la creación de una actitud de equipo en la que cada cónyuge aporta al bienestar y felicidad de la unión matrimonial. ca para ir a casa? Quizás ella se habría da- do por satisfecha. ¿Y qué habría hecho Richard si, en lugar de ella insinuar que deseaba la presencia de su esposo en casa, ¿Debería Richard abandonar las reunio- trajeron al matrimonio su “equipaje psico- se lo hubiera dicho claramente? Quizás nes para ir a casa a ver a los niños? ¿Tiene lógico” (¿recuerda lo que dijimos en el ca- él habría regresado inmediatamente. razón Susana al molestarse ante la actitud pítulo 1, sobre las expectativas?). Susana Quizás. de su esposo? Para responder con cierta había dejado su trabajo como maestra pa- No sabemos exactamente medida de acierto, necesitaríamos más in- ra apoyar a Richard en sus estudios de me- qué habría ocurrido. Lo que formación porque, cuando de problemas dicina y para dedicarse al hogar. Soñaba sí sabemos es que el problema conyugales se trata, con una familia feliz en de fondo aquí, la situación que con mucha frecuen- la que Richard, ya gra- está afectando la relación con- cia, el problema no duado, pudiera ayudar- yugal, no es si Richard debe o siempre es el pro- la en la crianza de los hi- no regresar a casa. Más allá de es- blema. jos y otras tareas del ho- te “árbol” hay un todo un bosque Pues el caso es gar. En su “equipaje” se muy tupido. En el fondo, Susana que cuando se casa- encontraban expectati- quiere tener la seguridad de que ron, tal como ocurre vas tales como: “Richard su esposo se preocupa por ella con toda otra pare- siempre me colocará, y por sus hijos; desea creer que ja, Richard y Susana junto a los niños, en ellos son la prioridad número
  • 3. 66 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema 67 Principios básicos de las relaciones interpersonales En su libro The DNA of Relationships3 (El ADN de las relaciones), el conocido escritor Gary Smalley señala que Dios plantó en el corazón de cada miembro de la raza humana algo así como un código genético sin el cual nadie, hombre o mujer, puede desarrollarse plenamente. Es el código de las relaciones interpersonales, el contacto físico y emocional con quienes forman parte de nuestro mundo. Según Smalley, ese “código genético” consta de tres principios básicos: • Usted ha sido creado para relacionarse: con Dios, con otros, con usted mismo. Cada una de estas relaciones es en sí misma importante y, a Las relaciones interpersonales poseen un marcado carácter simbólico. En la vida su vez, todas se interrelacionan. Si una de estas esferas de relación falta, matrimonial las actitudes, las palabras y los gestos adquieren un significado que va o se debilita, las otras sufren. más allá de los actos por sí mismos. Se convierten así en el detonante que es ca- paz de trasmitir una carga emocional comparable a la pólvora o a los explosivos. • Usted ha sido creado con la capacidad de escoger. Aunque las circunstancias y otras personas afectan sus decisiones, la verdad es que usted finalmente decide cómo ac- tuará en cada situación de la vida. Por esta razón, no diga: “No tengo otra alternati- ¿Y dónde está la pólvora? ges. Un beso, o la ausencia de un beso, por va”. Cuando se trata de relaciones personales, usualmente hay otras alternativas. pequeñito que sea; una caricia, o la falta de Uno de los rasgos distintivos de las re- • Usted ha sido creado para asumir responsabilidad por sus acciones. Siempre es más laciones interpersonales es su carácter sim- ella, por fugaz que ella sea; una broma, o la fácil culpar a otros cuando las relaciones personales marchan mal, pero un factor bólico.4 En la medida que esa relación se falta de ella, por trivial que parezca: cada importante en el desarrollo del carácter es reconocer los errores torna más íntima, en esa misma medida acto trasmite al otro un significado sim- cometidos y aprender de ellos. Quienes no también adquiere un carácter más simbó- bólico: comunica afecto o indiferencia, acep- aprenden de sus errores están condena- tación o rechazo, respeto o desprecio. lico. Lo que esto quiere decir es que, mien- dos a repetirlos. tras más estrecha es la relación de dos per- Repetimos: en ninguna otra relación sonas, mayor es la probabilidad de que sus nuestros actos están impregnados de ma- palabras, gestos y actitudes adquieran un sig- yor simbolismo que en el matrimonio. nificado más allá del literal y obvio, propio Prácticamente todo cuanto hacemos por de ellos. Cada individuo trae al matrimo- nuestro cónyuge, o dejamos de hacer, pa- nio su propia “cultura”, una amalgama, un sa en última instancia por un filtro im- mosaico, de creencias, principios y valores placable: “¿Me amas?”5 Es cuando toma- que colorean sus percepciones de la rea- mos en cuenta este carácter simbólico de lidad. nuestros actos, que podemos explicar mu- La vida conyugal es el prototipo de es- chas de las reacciones “desproporciona- ta realidad. En el pequeño mundo de la vi- das” de nuestro cónyuge. “¿Qué hice”, pre- da matrimonial cada acto lleva en sí una guntamos asombrados, “para que te moles- carga de significado, una dosis emotiva, taras tanto?” “Después de un día tan boni- que puede pasar inadvertida con facili- to en la playa, ¿qué pasó para que repenti- dad por terceros, pero no para los cónyu- namente cambiaras de actitud?”
  • 4. 68 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema 69 Tres manojos de cilantro Con o sin razón me he ganado ante mi esposa la fama entendí el porqué de su reacción tan explosiva. Lo de que soy muy “ahorrativo” (ella usa otra pala- que la molestó no fue, precisamente, que yo quisiera bra). Un día en el supermercado se me ocurrió ha- ahorrar dinero. El significado simbólico que mi cer una broma que un buen amigo ya había esposa le dio a mi actitud (y a actitudes similares practicado con su esposa, sin resultados nega- del pasado) fue otra: “Mi esposo no confía en mi tivos para él. La gracia consistió en que, mientras capacidad para planificar una comida”. “No le ella colocaba los alimentos en el carrito de compras, importa si quedo mal con nuestros invitados”... yo, sin que ella se diera cuenta, sacaba algunos. Mi “No confía”. “No le importa”. ¡Peligro en la intención se concentró en aquellos comestibles que portería! Cuando estos pensamientos afloran, consideré excesivos. Así, si ella colocaba en el carrito ¡cuidado! Con toda seguridad funcionarán como cuatro latas de guisantes, yo sacaba una, o dos. Todo corrientes subterráneas que afectarán todo cuanto parecía estar bajo control. Todo excepto un factor. A diferencia ocurra en la superficie. de otras ocasiones, esa vez mi esposa sabía muy bien cuánto Por lo demás, sobra decir que no se me ha ocurri- había comprado de cada cosa. do hacer la misma gracia. Ya en la casa, escuché que me llamó en un tono nada amigable. Lo que su- cedió después todavía está vívida- mente grabado en mi mente. Nunca la había visto tan molesta. Bueno, decir molesta no es muy acertado. ¡Enardecida! —Yo compré tres manojos de cilantro. ¿Dón- de está el tercero? —(Con aire de inocencia) ¿Compraste tres? —Sí. Y cuatro aguacates. Aquí falta uno. El tono de voz me aconsejó no seguir fin- giendo. —Los saqué para hacerte una broma. —¡Pues no es nada gracioso! Tengo todos mis ingredientes bien planificados, dispongo de muy poco tiempo, ¿y tú vienes con esto? ¡Pues ahora mismo vas a tener que ir a comprar todo lo que sacaste del carrito! Y por favor, no se te ocurra hacerme esta broma otra vez. Mi respuesta fue inmediata. —¿Qué más quieres que compre? Cuando las aguas volvieron a su nivel, hablamos del asunto. Le pedí dis- culpas y, al reflexionar sobre el “pequeño incidente”,
  • 5. 70 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema 71 el número de hijos, y otros, las causas rea- “A menudo siento que no soy amado(a)”. les de la infelicidad estaban vinculadas a “Necesito a alguien a quien confiarle mis su relación de pareja. problemas”. Los investigadores identificaron cua- “No puedo hablar a mi cónyuge”. tro factores en particular: De nuevo la pregunta: ¿Cuál es la causa de • Esposo y esposa se sienten solos con los problemas en la pareja? ¿Dinero? ¿Sexo? sus problemas, incomprendidos, inca- ¿Familiares políticos? ¿Tiempo comparti- paces de explicar su angustia o de en- do?... No exactamente. Lo que los estudios contrar apoyo en el cónyuge. revelan es otra cosa: falta de intimidad, de • Cada cual se siente rechazado y, como comunicación; soledad, rechazo, indiferen- resultado, inseguro. cia. En una palabra, problemas de naturaleza • Tienen problemas de comunicación. emocional. No pueden hablar con confianza sobre sus problemas ni enfrentarlos juntos. El problema de fondo: emocional • Han perdido la perspectiva de su re- lación. Han olvidado lo que una vez los Todo lo dicho hasta aquí es verificable. atrajo uno al otro, las cosas que solían Lo puede comprobar el lector por medio disfrutar. Tampoco ven con optimismo de un recurso que está al alcance de todo Los llamados problemas de fondo en el matrimonio poseen un lado oculto o no revelado. Son como los icebergs que únicamente mues- su futuro como pareja. tran una fracción de su verdadero volumen. En su mayor parte sur- gen como resultado de la falta de intimidad y comunicación. Poco tiempo después de los estudios pio- neros de Mudd y Hey, otros dos investiga- dores, V D. Matthews y C. S. Mihanovich,9 . La punta del iceberg: Si la respuesta es sí a todas, o a la ma- presentaron a unos mil hombres y mujeres ¿Qué es lo que no se ve? yoría de estas preguntas, muy probable- una lista de los problemas más comunes mente en su matrimonio hay problemas de que las parejas usualmente confrontan. En su excelente libro Fighting for your Les pidieron que marcaran los que ellos mis- Marriage (En defensa de tu matrimonio), fondo que no han sido resueltos. En otras palabras, hay pólvora. mos estaban enfrentando en su matrimo- Howard Markman, Scott Stanley y Susan nio. ¿Qué encontraron los investigadores? Blumberg, expresan varias preguntas que Esto es lo que los estudios han mostrado funcionan a manera de detectores de pól- de manera reiterada durante los últimos cincuenta años.7 Por ejemplo, en el año 1959 Los problemas de fondo vora, útiles para ubicar esas áreas de su Emily Mudd y Richard Hey, pioneros en En los referidos estudios las parejas matrimonio en las que, cuando usted me- el área de la terapia marital, llevaron a cabo infelices señalaron abrumadoramente, en nos espera, se produce una explosión. un estudio para identificar los factores aso- comparación con las felices, problemas ciados con la infelicidad conyugal.8 Al prin- tales como: En su matrimonio… cipio de las entrevistas la mayoría de las pa- “Mi cónyuge rara vez dice algo que • ¿Se salen fácilmente de control las dis- rejas comenzó mencionando las quejas de me halague”. cusiones sobre asuntos sin importancia? siempre: las diferencia de criterios para criar “Nos decimos cosas que hieren”. • ¿Evitan hablar de ciertos temas? los hijos, el manejo del dinero, los parientes “Mi cónyuge no discierne con facili- • ¿Sienten que hay una pared que los se- políticos... A medida que el estudio avanzó, dad mis sentimientos”. para? pronto se puso en evidencia la verdad del “Mi cónyuge se muestra indiferente ha- • ¿Mantienen un registro de las faltas de asunto. Independientemente de factores ta- cia mí”. cada uno para sacarlas luego a relucir?6 les como la edad, el nivel socioeconómico, “Deseo más afecto”.
  • 6. 72 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema 73 ser humano: su propia experiencia. Piense, tado de gustos, opiniones o criterios dife- por ejemplo, en los grandes conflictos que rentes. No. Esas diferencias enriquecen. ha tenido en su matrimonio. No piense La alusión es a la crítica que ataca, la pala- ahora en culpables. Simplemente trate de bra que ofende, la indiferencia que igno- llegar hasta el fondo del asunto, sin que la ra, el gesto que rechaza, la burla que des- pasión o el orgullo lo saquen de su ruta. precia. Es cuando miramos este compo- Con toda seguridad va a encontrar que la nente emocional del conflicto matrimo- raíz del problema tiene un fuerte “sesgo” nial que entendemos por qué las parejas emocional, vinculada al sentido de valor de entrevistadas en los estudios citados ha- una persona: usted o su cónyuge. En ese blan de soledad, de no sentirse amados o conflicto que ahora viene a su mente ¿se apreciados. sintió alguien rechazado? ¿Se sintió alguien ¿Por qué decimos, entonces, que en el irrespetado? ¿Fueron ignorados los senti- fondo, un componente importante de los mientos de alguien? grandes conflictos es el emocional? Por- Repitámoslo. Aquí no nos estamos refi- que el oxígeno sin el cual ningún ser humano riendo a los desacuerdos que son el resul- puede vivir es su estima propia, el aprecio por Las tensiones acumuladas, cuando no se resuelven, tienden a hacer “explosión” con furia volcánica. El componente emocional es la raíz de esos grandes conflictos y pue- de ser el detonante que active reacciones en extremo negativas en el matrimonio. su valor como persona.10 ¿Qué nos queda cuando ese sentido de valía personal es vul- nerado o ignorado? Lo que queda es un co- razón herido, solitario. Es por esta razón que la tendencia de cada persona es a de- fender, consciente o inconscientemen- te, su valía personal. Y es por esta mis- ma razón que, en la más íntima de to- das las relaciones humanas —el ma- trimonio—, marido y mujer estamos constantemente “bailando” la danza del temor. El ejemplo que sigue lo La raíz de muchos problemas en el matrimonio tiene un fuerte sesgo subjetivo. Es algo que se vincula a la autoestima de una persona, cuan- ilustra de manera muy apro- do considera que se le ha faltado al respeto, o que ha sido rechazada. piada.
  • 7. 74 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema 75 ¿En qué consiste la danza del temor? El importantes.13 Y, por supuesto, hay otros La danza del temor mismo Greg lo explica en su libro The Mar- riage You´ve Always Dreamed of (El matri- temores básicos en nosotros los humanos: temor al rechazo, al abandono, al engaño, monio con el cual usted siempre soñó). a no ser amados... La siguiente historia es real y la narra Greg Smalley, psicólogo y Allí menciona que lo ocurrido aquella no- De acuerdo a esta información, no re- autor.11 Cuenta Greg que una noche estaba en su casa solo y abu- che fue solo un episodio de lo que había sulta difícil ver cómo Greg y Erin pudieron rrido. Su esposa Erin, una enfermera, estaba de guardia y a él le dio sido un patrón, algo así como un círculo haber resuelto sus diferencias la noche del por cambiar la posición del mobiliario del cuarto matrimonial. Eso vicioso, que se repetía en muchas de las “huracán”. ¿Se molestó ella porque, especí- hizo y, satisfecho por la ocurrencia, se acostó, pensando en lo discusiones de sus primeros años de casa- ficamente, él redecoró el cuarto matrimo- satisfecha que se sentiría ella al ver la nueva apariencia dos. No podían entender por qué esas dis- nial? La verdad es que a muy pocas esposas del cuarto. Cuando Erin llegó esa noche, ya Greg estaba pro- cusiones terminaban en verdaderas explo- les disgustaría tal acción, sobre todo si es fundamente dormido. Para no despertarlo, entró de siones. Parecían seguir un guión prees- espontánea. Por encima de los golpes que puntillas, con el cuarto a oscuras. No había avanza- tablecido, hasta que... ¡al fin! dieron con la recibió, y del disgusto inicial por no haberla do mucho cuando se golpeó la espinilla con una mesa clave para entender el problema. Esa “cla- que, según su imagen mental del cuarto, no había estado ve” no solo los ayudó a romper el círculo antes allí. Perdió entonces el equilibrio y fue a dar contra vicioso en que ellos se encontraban ence- un par de esquíes que a su vez golpearon primero el vidrio rrados, sino que los colocó en posición de de un estante con una colección de figurines, y luego dieron ayudar a centenares de parejas que a través en la cabeza de Greg. de los años acudirían al Smalley Marriage El ruido y el golpe hicieron que Greg se despertara creyendo Institute en busca de asesoría matrimonial. que se trataba de un robo. Con el nivel de adrenalina por todo ¿Cuál fue esa clave? Fue la identifica- lo alto, saltó de la cama sin recordar la novedosa distribución ción de ciertos “botones” que, sin que ellos que él mismo había diseñado horas antes. El caso es que fue lo supieran, presionaban cada vez que dis- directo hacia una pared contra la cual se golpeó la cara, rom- piéndose la nariz. cutían, poniendo en marcha la danza del Cuando encendieron las luces, parecía que por allí había pa- temor. Greg explica: “Después de haber en- sado un huracán. Luego siguió la lluvia de acusaciones. Erin le trevistado a centenares de parejas, y encues- reclamaba por haber cambiado la posición del mobiliario sin ha- tado a miles de personas, he encontrado berla tomado en cuenta. Él, sintiéndose fracasado, se defendía que la mayoría de la gente tiene un temor restando importancia a los argumentos de su es- esencial. Cuando alguien presiona ese posa. Esta actitud la enfurecía más por- botón y la persona reacciona de mane- que, además de todo el desastre que ra negativa, ahí los dos se involucran él había propiciado, ahora estaba en una danza destructiva”.12 Luego aña- dando a entender que las de que su temor básico es fracasar; y el opiniones de ella no eran de su esposa, no ser valorada. importantes. La ráfaga de acusa- En esto no están solos. Un temor bá- ciones continuó por largo rato (¿Recuerda el sico en las mujeres es no ser tomadas lector la historia con la que iniciamos este li- bro? ¿La de aquella pareja que, cuando discu- en cuenta, no ser apreciadas, es- tían, uno hacía ping y el otro hacía pong?). Sin pecialmente por los seres im- darse cuenta estaban “bailando” la danza del portantes en su vida. En el caso temor. de los hombres, uno de los temores básicos es fracasar; así como también el temor a perder el control sobre sus asuntos
  • 8. 76 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El problema no siempre es el problema 77 tomado en cuenta, la molestaba especial- Sin lugar a dudas, un auténtico círculo mente que él no le diera valor alguno a vicioso: cada uno viendo en el otro tanto sus sentimientos y opiniones. Es decir, su el problema como la solución.14 O sea, “Si temor básico —no ser valorada— había tú no hubieras hecho...”, “Si tú no hubie- hecho acto de aparición y él no fue capaz ras dicho...”, “Si tan solo tú cambiaras...”, de identificarlo. “Si tú no...”. Tú, tú, tú... Pero Greg también tenía sus razones ¿Se da cuenta ahora, estimado lector, para sentirse mal. Internamente reconocía el porqué de nuestra insistencia en que, que las cosas no habían salido bien, pero cuando de conflictos conyugales se trata, el ¿no se daba cuenta ella que su motivo al problema no siempre es el problema? En este arreglar el cuarto había sido agradarla? Es- punto alguien podría preguntar “¿Enton- peraba escuchar palabras de reconocimien- ces qué esperanza tengo?” ¿Cómo puedo to, y a cambio solo había recibido, aparte evitar que mi cónyuge active mis botones?” de los golpes, un vendaval de críticas. Más Según Greg Smalley, el problema no radi- allá de la nariz rota, y del malestar por el ca en los botones, porque siempre han es- desastre ocasionado, ¿no se daba cuenta tado con nosotros, ni en quién los presio- ella que lo estaba hiriendo al hacerlo sen- ne, sino en la forma como decidimos respon- tir como un fracasado? der cuando son presionados (ver el recuadro “Principios básicos de las relaciones perso- 2. Este relato ha sido adaptado de Aaron T. Beck, Love is Never Enough, p. 46, 47 (Nueva York, Harper Perennial, 1989), nales” en la página 66). pp. 69-74. Los nombres de los protagonistas han sido cam- En los días del noviazgo, o durante los biados. 3. Gary Smalley, The DNA of Relationships (Wheaton, Illinois: primeros años de matrimonio, nuestros Tyndale House Publishers, 2004), p. 38. temores básicos estaban ahí, donde siem- 4. Aaron T. Beck, Love is Never Enough, pp. 25-30. 5. Este tema lo trata admirablemente Deborah Tannen en pre han estado. Pero entonces todo era fe- That´s not What I Meant (Nueva York: Ballantine Books, licidad. Resultaba fácil ignorarlos o justi- 1986). 6. Howard Markman, Scott Stanley y Susan Blumberg, Fighting ficarlos. Ahora que las aguas del torrente for Your Marriage, pp. 146, 147. romántico han bajado, ¿qué debemos ha- 7. En los capítulos anteriores ya hemos mencionado algunos autores cuyos estudios han confirmado la tesis central de cer cuando esos temores básicos sean acti- este capítulo: el rol del componente emocional en los pro- blemas conyugales. vados? Este es el tema de nuestro próxi- 8. Emily Mudd y Richard Hey, citados por Havemann y mo capítulo. Pero he aquí un adelanto: Lehtinen en Marriages and Families, 2ª ed. (Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1990), pp. 159-160. Aunque no puedes evitar que tu cónyuge presio- 9. V. D. Matthews y C. S. Mihanovich, citados por Havemann ne “tus botones”, sí puedes evitar responder ne- y Lehtinen en Marriages and Families, pp. 160, 161. 10. Esta es la tesis central de John Powell en su libro The Secret gativamente cuando lo haga. Dicho de otra of Staying in Love (Allen: Tabor Publishing, 1974), pp. 73, manera, tu matrimonio será tan feliz o tan 74. 11. Greg Smalley, The Marriage You´ve Always Dreamed of miserable como tú permitas que sea. (Wheaton: Tyndale House Publishing, 2005), pp. 53, 54. 12. Ibíd., p. 58 (La cursiva fue añadida). Referencias 13. Gary Smalley, op. cit., p. 42. 1. Dwight Small, After You’ve Said ‘I Do’, p. 146. 14. Greg Smalley, op.cit., p. 61. Quizá usted no pueda evitar que su cónyuge pulse las teclas emocio- nales, pero sí puede evitar que su reacción sea violenta o desmedida.
  • 9. Capítulo Dos sospechosos... ¿cuántos culpables? Sumario • La mayor de todas las libertades • Deje de culpar a su cónyuge J OHN SHEA, todo un maestro de la na- rración de historias, cuenta el simpá- tico relato de un hombre que está des- contento con su familia. Se queja de que su esposa y sus hijos lo tratan mal. Entonces le pide a Dios que le solucione su problema. En un sueño se le informa que hay “¡Qué bueno es tener alguien • Deje de justificar una alternativa: el hombre debe hacer un lar- sus errores a quien culpar!”1 • Abandone los intentos go viaje, al final del cual conocerá a su nue- ERICA JONG por cambiar va familia. a su cónyuge • Alguien debe cambiar: Una nueva familia ¡Yo! Al ser informado en un sueño que debía rea- • ¿Quiere que su lizar un viaje para conocer a su nueva familia, el matrimonio mejore? hombre emprende el recorrido. Sin embargo, la • ¿Por dónde comenzar? noche lo sorprende en el camino y se ve obligado
  • 10. 80 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables? 81 a dormir en el bosque. Para saber qué rumbo tomar cuando despierte en la mañana, decide colocar sus za- patos apuntando en la dirección que él considera correcta. Pero mientras duerme ocurre algo inesperado: un ángel cambia la dirección en la que apuntan los zapatos. Cuando despier- ta, sin saberlo emprende el camino de regreso a su propio hogar. Al aproximarse a su casa la sorpresa es grande cuando observa el gran pareci- do de esta “nueva” familia con su ante- rior. La esposa se parece a su antigua espo- sa; también los niños, la casa y hasta los vecinos se parecen a todo lo que dejó atrás. Entonces razona que Dios arregló las cosas esta nueva esposa!” “¡Qué obedientes son de esa manera para que el cambio no fuera estos niños!” “¡Hasta los vecinos son ama- tan drástico. bles!”.2 Complacido por ese arreglo, su corazón ¿Tenía este hombre que viajar tan lejos ahora rebosa de felicidad. La alegría que ex- para encontrar amor y respeto? Realmente, perimenta alcanza a quienes lo rodean. Pen- no. A decir verdad, tampoco tenía que cam- En su vida personal, al igual que en su vida matrimonial, nadie podrá privarlo de la capacidad para responder como usted desee a cualquier injuria o situa- sando que se trata de un nuevo comienzo, biar de familia. Si alguien debía cambiar ese ción negativa. Nuestra facultad de elección es la mayor de todas las libertades. brinda amor y a cambio recibe mucho era él mismo. Pero no lo había hecho por la amor. Y mientras esto ocurre, no cesa de sencilla razón que ¡había encontrado alguien decir para sus adentros: “¡Qué cariñosa es a quien culpar! La mayor de todas único que no puedes arrebatarme”, escribió las libertades Frankl, “es la manera como yo decida res- Este capítulo retoma una idea que discu- ponder a lo que tú me hagas. La mayor de tíamos en una sección previa: Mi matrimo- todas mis libertades consiste en que pue- Hay quienes piensan que, pa- nio será tan feliz o tan miserable como yo do escoger la actitud que debo asumir ante ra recuperar la felicidad “per- quiera que sea. No puedo responder por la cualquier circunstancia”.3 dida”, lo mejor sería cambiar de familia y de vecindario. No conducta de mi cónyuge, pero puedo res- ¿Cómo se aplican estas palabras al ma- se dan cuenta de que cual- ponder por la mía. No puedo cambiar a mi nejo de los conflictos matrimoniales y, en quier cambio eficaz debe co- general, a todo lo que afecta la felicidad cónyuge, pero yo puedo cambiar. Puedo es- menzar con uno mismo. paciarme en sus defectos, pero puedo deci- conyugal? La respuesta tiene mucho que dir ver más bien sus virtudes. Dicho de otra ver con ese círculo vicioso en el cual, según manera: No son las circunstancias las que de- mencionamos en el capítulo anterior, Greg ciden la calidad de mi matrimonio, sino la ac- y su esposa Erin se encontraban sin saber- titud que yo asuma al enfrentarlas. lo. Dijimos entonces que cada uno veía al Y esto es válido para cualquier situa- otro como el problema y, a la vez, como la ción de la vida. ¿Qué fue lo que permitió solución a sus conflictos. El caso es que en a Víctor Frankl sobrevivir a los horrores de un círculo similar se encuentran muchas los campos de concentración nazis? “Lo parejas hoy. “Si Luis no fuera tan egoísta”,
  • 11. 82 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables? 83 piensa Carmen. “Si Carmen no fuera tan radicalmente de actitud. ¿Qué pueden ha- que tú eres muy sensible a las críticas”. jas felices y las infelices. En el caso de las exigente”, razona Luis. La implicación aquí cer ellos? Aplicar los principios básicos de “Solo piensas en ti”...).4 parejas felices, marido y mujer discuten es doble. En opinión de Carmen, el egoís- las relaciones interpersonales que men- ¿La solución? Nada fácil. Aquí estamos bajo la premisa de que el otro es una bue- mo de Luis es la causa de sus problemas cionamos en el capítulo anterior. Veamos. hablando de un cambio de actitud que co- na persona que, ocasionalmente, hace al- de pareja; y, el cambio de su actitud, la so- mienza cuando, al intentar explicar los con- go malo. Las infelices, por el contrario, dis- lución. Pero para Luis, Carmen es el pro- Deje de culpar a su cónyuge flictos conyugales, dejo de mirar a mi pa- cuten bajo la premisa de que el otro es blema, y también la solución. Esto es un Para romper el círculo vicioso de la de- reja como la causa del problema; cuando una mala persona que, ocasionalmente, círculo vicioso enfermizo que no se rom- pendencia lo primero que cada cónyuge abandono mis intentos de cambiarla; y, so- hace algo bueno.5 ¡Vaya diferencia! Cuan- perá a menos que estos esposos cambien debe hacer es dejar de culpar al otro por bre todo, cuando “educo mis sentidos” pa- do una pareja pelea bajo la premisa de que todos los males de su matrimonio. Plantee- ra verla como una buena persona que, a ambos son buenas personas que de vez en mos el asunto de esta manera: ¿Cuántos veces, se equivoca. cuando hacen cosas malas, hay esperanza. sospechosos hay en sus conflictos matrimo- En este punto, ¡atención!, nos topamos Si la premisa es la opuesta, ¡sálvese quien niales? Hay dos, y solo dos: usted y su pa- con otra diferencia básica entre las pare- pueda! reja. Y ahora, con toda sinceridad, respon- da: En su opinión, ¿quién es el culpable de la mayoría de sus conflictos? En su opi- nión, muy probablemente, no es usted. ¿Cómo funciona esta psicología cuando La teoría de la atribución intentamos explicar los conflictos conyu- gales? Muy sencillo: la explicación variará dependiendo del “sospechoso” que esté La tendencia a culpar a los demás, tan común en todo ser humano, la explica la teoría de la siendo juzgado. Si soy yo, buscaré la causa, atribución. Según Fritz Heider,6 el padre de fuera de mi persona (“Tú me provocaste”. esta teoría, cada ser humano trata de explicar “La presión del trabajo me tiene muy ten- cuanto ocurre a su alrededor, especialmente so últimamente”...). Por el contrario, la conducta de los demás, por medio de la si se trata de la conducta de mi “psicología del sentido común”. Por medio cónyuge, buscaré las causas de ella atribuimos causas a eventos; es del problema dentro de él decir, preguntamos ¿cuáles son los o ella (“Lo que pasa es factores que producen determinados resultados? En lenguaje sencillo, esto no es otra cosa que nuestra capacidad de inferir; es decir, de ir más allá de lo que perciben nuestros sentidos. Existe una tendencia muy hu- mana al enfrentar los conflic- En todos nosotros existe la tenden- tos: cuando somos los culpa- cia innata a culpar a los demás por lo bles, buscamos las causas en que nos sucede. Tratamos de expli- factores externos. Por otro la- car lo que ocurre a nuestro alrededor do, si el culpable es nuestro cón- utilizando el “sentido común”, identi- yuge, buscaremos las causas en ficando las posibles causas basándo- su forma de ser como persona. nos, a menudo, más en las suposicio- nes que en la realidad de los hechos.
  • 12. 84 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables? 85 Deje de justificar sus errores asumo esta actitud lo que, en última ins- trimonio. Entonces solo hay ojos para lo ge frases tales como: “¡Tú me haces eno- “He aquí el principal sospechoso”, es- tancia, estoy haciendo es proteger, no mi ver bueno. Sin percatarnos, buscamos evi- jar!”, “¡por culpa tuya perdí los estribos!”, criben Carol Tavriz y Elliot Aronson, “en conducta, sino mi persona. Por esto, escri- dencias de cualidades en la pareja. ¡Y cuán “si tú no hubieras dicho...”, “si tú no...”, y la muerte de muchos matrimonios”. Se be Aronson, más que seres racionales, so- fácil resulta encontrarlas! Pero ahora la ac- otras similares, pues simplemente asuma refieren a la inveterada costumbre de jus- mos racionalizadores, porque nuestra mo- titud es la de ver lo malo. ¡Qué ironía! Con la responsabilidad por sus reacciones. La tificar nuestros errores. En opinión de es- tivación mayor no es estar en lo correcto, razón dice la Escritura que “el que busca razón es muy sencilla: Usted no está a mer- tos psicólogos, este asesino de matrimo- sino creer que lo estamos.8 encuentra” (San Mateo 7: 8). ced de ningún otro ser humano. No tiene nios usualmente se presenta en dos ver- Pero esta actitud en nada ayuda en la Y aun hay otra consecuencia negativa de que permitir que otros decidan cómo va a siones. solución de los problemas de pareja, por- esta actitud. Resulta que cuando yo “edu- reaccionar. Si ante la provocación, o la ofen- • Una dice: “Yo estoy en lo correcto y tú que al asumir valerosamente mi defensa, co” mis sentidos para ver solo el lado ma- sa, responde con violencia, o con ira, usted no”. en el fondo lo que estoy haciendo es despla- lo de mi cónyuge, también estoy equipándo- es el responsable de esa respuesta. • La otra: “Aunque yo no tenga la razón, zar la responsabilidad, o la culpa, hacia me para recordar solo lo malo. Cuando piso No está bien que alguien lo ofenda, claro el caso es que soy así”.7 mi cónyuge. ¿Podemos imaginar lo que ocu- este terreno, estoy entrando en arena move- está. Pero el punto en cuestión es que us- En cualquiera de sus dos versiones, lo rre en un matrimonio cuando ningún cón- diza. Los resultados serán desastrosos pa- ted no puede controlar la conducta de los que se pone de manifiesto cada vez que in- yuge acepta haberse equivocado? ¿Por cuán- ra la relación, tal como veremos en el si- demás. Solo puedo controlar la suya. Y si tento justificar mis errores es la protección to tiempo podrán mantener esa actitud guiente capítulo. en el matrimonio cada uno controla, no al yo; es decir, la defensa de los atributos de “yo no fui”? Entonces, ¿quién se enoja? ¿Y quién es solo sus acciones, sino también sus reac- que valoro en mí como persona. Cuando Pero esto no es todo. Según Tavriz y responsable de ese enojo? Si usted es de los ciones, seguramente habrá menos roces Aronson, en mis esfuerzos por justificar- que está acostumbrado a decir al cónyu- y desacuerdos. me, sin darme cuenta, comenzaré a buscar evidencias adicionales que con- firmen lo que ya creo (o sea, que yo no soy el problema). En el Soy yo quien se enoja proceso, minimizaré las cosas buenas que el otro hace y maximizaré las Otro principio de relaciones interpersonales que puede ser útil al manejar los desacuerdos conyugales es que cada ser humano es malas.9 Al final, termi- responsable, no solamente de sus acciones, sino naré consiguiendo lo que también de sus reacciones. Si estoy buscando: que de yo me molesto con mi cónyuge, los dos “sospechosos”, el ¿quién es responsable por mi culpable es mi cónyuge, no reacción? David Augsburger res- yo. Note el lector que esta ponde en estos términos: actitud es totalmente contra- “Ninguna persona hace eno- ria a la que caracteriza a los no- jar a otra. Si me enojo contigo, viazgos y los primeros años de ma- yo soy el responsable de esa reacción. […]. Tú no me haces enojar. Soy yo quien se enoja contigo. El eno- La práctica de justificar siempre los jo no es la única posible opción que errores propios ha llevado a mu- tengo a mi alcance. No hay situación chos matrimonios a la separación, ya que este comportamiento en en la cual el enojo sea la única res- realidad lo que busca es liberarnos puesta posible”.10 de nuestro sentimiento de culpa.
  • 13. 86 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables? 87 Un vendedor maleducado La afirmación de que somos responsables por nuestras respuestas la ilustra de manera muy simpática la anécdota que John Powell cuenta de Sidney Harris.11 Un día Harris acom- pañó a un amigo a un puesto de venta de periódicos. Observó cómo su amigo saludó cortésmente al vendedor y también cómo este respondió rudamente al saludo. Luego notó la manera brusca como el vendedor entregó el periódico y, sorpresiva- mente, la forma amable como su amigo se des- pidió, deseando un buen día al vendedor. No pu- diendo ocultar su asombro, preguntó al amigo: — ¿Te trata siempre tan mal? — Sí, lamentablemente siempre lo hace — replicó el amigo. — ¿Y tú siempre eres tan amable con él? —preguntó Harris. El amor es la cadena que une los corazones y que a través de la mu- — Sí, lo soy. tua aceptación prepara el camino para que la resistencia a los cam- — ¿Y por qué eres tan amable si él es bios desaparezca. Cada uno estará más dispuesto, o en condiciones, tan maleducado contigo? de adaptarse al otro, reduciéndose así la aparición de conflictos. — Porque no quiero que sea él quien de- cida cómo debo actuar yo. Abandone los intentos muy probablemente cambiará espontánea- por cambiar a su cónyuge mente. En su libro Reconcilable Differences (Di- ¿Cómo explicar esta aparente contra- ferencias reconciliables), Andrew Christensen dicción? Christensen y Jacobson la expli- y Neil Jacobson explican en forma muy can alegando que el cambio es hermano de acertada la dinámica de la mayoría la aceptación, pero es un hermano de los conflictos conyugales. Según menor. Cuando aceptas a tu cónyu- estos autores, el dilema subyacen- ge tal como es, estás preparando te que enfrenta cada cónyuge es el camino para que cambie: “Al este: “¿Insisto en cambiar a mi experimentar cada vez mayor pareja o la acepto tal como es?” aceptación uno del otro, la re- Por supuesto, la primera in- sistencia al cambio se disuel- clinación es que el otro cambie, ve por sí sola. Ahora cada uno pero no hace falta estar casado estará más dispuesto a adaptarse durante mucho tiempo para uno al cónyuge, con lo cual se redu- darse cuenta que esta estrategia cirá la posibilidad de conflic- tiene efectos contraproducentes: tos”.12 mientras más uno insiste en cam- Aquí de nuevo estamos ha- biar al otro, menos lo logra. Por blando de un cambio de actitud. otra parte, al aceptarlo, con sus Cuando me siento aceptado, el virtudes y defectos, el cónyuge mensaje que recibo de mi pareja
  • 14. 88 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables? 89 es inconfundible: aunque no está de acuer- Un ejemplo puede ayudar. ¿Qué conduc- do con algunas de mis acciones, valora lo tas de su cónyuge le molestan? “Me molesta que soy como persona. Y si alguien me ama, que tome decisiones que afectan al hogar a pesar de mis episodios desagradables de sin consultarme”, “que gaste dinero en tri- conducta, esto significa que no está po- vialidades”, “que sea poco cariñoso(a)”... niendo condiciones para amarme; lo cual, ¿Y qué conductas le agradan? “Me agrada a su vez, me predispone para evitar pre- que con frecuencia me diga cuánto cisamente lo que a ella le desagrada de me ama”, “que me tome en mi conducta. cuenta al decidir cuestio- Este hecho, según Christensen y Jacobson, nes de interés para la fa- tiene mucho sentido porque un análisis milia”... en frío del conflicto conyugal revela una Las semillas del de dos actitudes: o bien uno de los es- conflicto se siem- posos (el agente) hace algo indeseable bran cuando un por el otro (el recipiente de la acción), cónyuge hace o bien deja de hacer algo deseable.13 cualquiera de esas cosas que molestan, o deja de hacer las que agradan. Por supues- to, también funciona en el otro Quien desea resolver sus conflictos matrimoniales, lo mejor que sentido, cuando usted es el agente y él o ella puede hacer es cambiar sus propias conductas negativas, y a la el recipiente. Pero aquí entra en juego la vez aceptar a su cónyuge tal como es. Casi siempre resulta un camino equivocado el de considerar que es la otra parte la que relación cambio-aceptación. Para que las tiene que cambiar y adapatarse a nuestra manera de ser. semillas del conflicto desaparezcan, debe producirse una de dos actitudes: cambio o mejor salida? Una opción es que mi cón- contraproducentes por cambiar al otro. aceptación. El cambio (cuando el agen- yuge cambie. Otra, mejor, que yo la acepte, Ahora se respira un ambiente saturado de te deja de hacer lo indeseable o hace lo con sus defectos. Pero la mejor es una ter- aceptación mutua. Los conflictos no desa- deseable) puede poner fin al conflicto. cera opción: una combinación de cambio parecen, es verdad, pero los enfrentan con Pero la aceptación (el recipiente y aceptación.14 Amo a mi pareja sin exigir- una gran ventaja: cada uno sabe que es va- muestra mayor grado de com- le que primero debe cambiar. Mi pareja, por lorado por su cónyuge. Han aprendido a prensión hacia las fallas de su su parte, al sentirse aceptada y valorada co- aceptarse uno al otro, tal como son, con sus pareja) también puede poner mo persona, por su propia fortalezas y debilidades fin al conflicto. ¿Cuál es la voluntad evita hacer las “como partes divertidas cosas que me desa- del paquete completo gradan y trata de hacer de la personalidad y el las que me agradan. Am- carácter de esa persona La semilla para el conflicto se siembra bos damos y ambos reci- [...]. Sea cual fuere el tema cuando el cónyuge lleva a cabo accio- bimos. sobre el cual discuten, ambos nes o actos que desagradan al otro, o que son realizados unilateralmente. Es Esto es lo que John Gottman reciben el mensaje de que son necesario que se establezca una combi- llama un matrimonio emocionalmen- amados y aceptados, con defectos in- nación entre el cambio y la aceptación, con el fin de minimizar los conflictos. te inteligente. Atrás quedan los intentos cluidos”.15
  • 15. 90 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables? 91 Alguien debe cambiar: ¡Yo! Pasaron dos meses y el abo- ¿Quiere que ¿Ha escuchado antes estas palabras: gado, al ver que la señora no da- su matrimonio mejore? “Si este matrimonio va a funcionar al- ba señales de vida, la llamó por • Deje de culpar a su cónyuge por guien debe cambiar”? Gran verdad. ¿Pe- teléfono. lo malo que sucede en su ma- ro quién es ese alguien que debe cam- —Señora, ¿todavía quiere di- trimonio. biar? El siguiente relato nos da la res- vorciarse? • Deje de justificar sus errores. puesta. —¿Divorciarme yo? ¡Cómo • Basta de responsabilizar a su se le ocurre! ¡A este hombre no lo cónyuge por sus enojos. ¡Me quiero divorciar! cambio por nada del mundo!16 • Abandone los intentos por cam- Una mujer está harta de su marido y ¿Quiere que su matrimonio mejo- biar a su cónyuge. va al despacho de un abogado para de- re? ¿Quiere dejar de beber aguas amar- • Acepte a su pareja tal como es. cirle que se quiere divorciar. gas y comenzar a disfrutar de las re- • Y sobre todo, ¡cambie usted! —No solo me quiero divorciar. Tam- frescantes aguas de una relación sólida “¿Por qué debo ser yo quien cambie? bién quiero hacerle tanto daño como sea y profunda? Pues alguien debe cambiar. ¿No somos dos, acaso?”, preguntará posible. En su matrimonio ese alguien es us- alguien. Cierto, pero uno de los dos —Así que quiere herir a su esposo an- ted. En el mío, soy yo. Pruebe y verá. debe comenzar. tes de divorciarse —responde el abo- gado—. Muy bien. Esto es lo que hará: Vaya a casa y actúe como si lo ama de —¡Maravilloso! ¡Mejor no puede ser! verdad. Alabe sus cualidades. Sea cari- Casi incapaz de contener la emoción, El cambio personal es un ñosa con él. Trate de complacerlo en to- la mujer salió del despacho del aboga- primer paso para que do lo que a él le gusta. Luego de hacerle do, lista para llevar a cabo su macabro un matrimonio mejore. plan. Durante varias semanas, brindó a Aunque son dos los ejes creer que lo ama, ¡boom! Explote la bom- del conflicto, el cambio tie- ba. Le dice que se quiere divorciar. su esposo todo su amor y comprensión. ne que empezar por uno ¿Qué le parece el plan? Dejo de hacer lo que a él molestaba y co- de los cónyuges. Lo más apropiado es reconocer Con los ojos brillando menzó a hacer las cosas que a él le gus- que ese alguien “soy yo”. de alegría y admiración, taban. Bien podía decirse que era una ella exclamó: mujer transformada.
  • 16. 92 ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO Dos sospechosos... ¿cuántos culpables? 93 solo mis actitudes afectan mi conducta, sencillas cortesías, las que constituyen la sino que mi conducta también afecta mis ac- suma de la felicidad en la vida”. titudes. Lo que pienso afecta lo que hago, Así, pues, comience ¡ahora mismo! Sea y lo que hago afecta lo que pienso, y lo que cariñoso. Deje a un lado la crítica. Pase más siento. tiempo con su pareja. Su cónyuge lo va a disfrutar desde el primer momento, y su res- ¿Por dónde comenzar? puesta positiva no se hará esperar. En cuanto En su libro Principios y valores para la fa- a usted, puede que no lo disfrute al princi- milia de éxito,17 Ellen G. White, recomien- pio. Pero hágalo. No se preocupe si no sien- da una “receta” con tres ingredientes: te deseos. Como en el caso de la mujer de la “Ame cada uno a su cónyuge antes de exi- historia, que quería divorciarse, hágalo aun- gir que el otro lo quiera. Cultive lo más no- que no lo sienta. Lo importante es comenzar, ble que haya en sí y manifiéstese dispuesto a reconocer las buenas cualidades del otro. El saberse apreciado es un admirable es- tímulo y motivo de afianzamiento de la autoestima [...]. Son las pe- queñas atenciones, los numerosos inciden- tes cotidianos y las Practicar lo que yo deseo ver en mi Los resultados no se harán esperar. Cuan- pareja es una excelente técnica pa- do doy, recibo. Y mientras más doy, más ra lograr un cambio de conducta que sea significativo y duradero. recibo. Ya lo dice la Escritura: “Es más bien- aventurado dar que recibir” (Hechos 20: 35). “¿Y cómo puedo cambiar?”, pre- guntará el lector. Muy bien. ¿Quiere ser más atento con su cónyuge? ¿Más cariñosa? ¿Más comprensivo? ¿Me- nos criticona? ¿Menos indiferente? La me- jor estrategia para lo- grar un cambio sig- nificativo de conduc- ta consiste en comen- zar a practicar precisa- mente eso que quiere llegar Las pequeñas atenciones y los a ser. Uno de los hallazgos sencillos actos de cortesía se irán acumulando para constituir una mejor documentados en el “suma de la felicidad”. Nunca campo de la psicología es que, no es tarde para comenzar.