Durante una conferencia en una universidad alemana a principios del siglo XX, un profesor cuestionó la existencia de Dios. Un estudiante defendió que Dios creó todo, incluyendo el mal, pero otro estudiante argumentó que el mal no existe por sí mismo, sino que es la ausencia del bien, al igual que el frío es la ausencia de calor y la oscuridad la ausencia de luz. El profesor no pudo refutar este razonamiento y el estudiante fue aplaudido, resultando ser Albert Einstein.