Jesús camina sobre las aguas hacia sus discípulos durante una tormenta y les dice que no teman. Pedro pide caminar sobre las aguas también y comienza a hacerlo, pero duda y comienza a hundirse, gritando a Jesús que lo salve. Jesús lo salva y luego los discípulos se postran ante Jesús reconociéndolo como el Hijo de Dios.