1) Los concursos de belleza refuerzan el sentido de identidad cultural entre los puertorriqueños y son vistos como un "micro momento de independencia" cuando compiten contra otros países.
2) El triunfo de Marisol Malaret como la primera Miss Universe puertorriqueña en 1970 marcó un hito y aumentó el entusiasmo por los certámenes.
3) Aunque Puerto Rico es un territorio estadounidense, los puertorriqueños celebran los triunfos en los concursos internacionales como una afirmación de su identidad nacional.
1. EL NUEVO DÍA
Domingo, 25 de enero de 2015
FLASH &
CULTURA 6160
EL NUEVO DÍA
Domingo, 25 de enero de 2015
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& CULTURA
Pueblo
enaltecido
por las
reinas8 Sociólogos explican que algunos
boricuas viven un “micro momento
de independencia” cuando ven un concurso
de belleza
8 Expertos en estos certámenes afirman que
refuerzan el sentido de identidad cultural
Coral N. Negrón Almodóvar
coral.negron@gfrmedia.com
coral_negron
Q Si algo distingue a esta pequeña Isla
del Caribe es el ritual anual de estar a
la expectativa de los certámenes de
belleza.
Desde que comienzan a seleccionar
las jóvenes localmente hasta su re-
presentación a nivel internacional, ya
sea en Miss Universo, Miss Mundo,
Miss Internacional o incluso el reality
Nuestra Belleza Latina, hay un públi-
co reunido, esperando y utilizando las
redes sociales para opinar y conocer
todo acerca de las “señoritas” que ha-
rán brillar “por todo lo alto” la mo-
noestrellada.
Aunque para algunos esto es una
mera frivolidad, para otros los con-
cursos son el mayor de los entrete-
nimientos y una “cosa seria”, como
sostuvo el catedrático en comunica-
ción, Héctor Sepúlveda.
“Siempre he pensado que este tipo
de espectáculo funciona para el pe-
riodismo rosa interesado en sacar
partido a la belleza juvenil para mer-
cadearla porque no hay mejor forma
de atraer audiencias a las reinas de
belleza que no sea forjando un espec-
táculo mediático”, comentó.
El experto en comunicación política
y sociología investigó el impacto cul-
tural,mediáticoypolíticodelasreinas
de belleza en Puerto Rico, tras la lle-
gada de Dayanara Torres, Miss Uni-
verse 1993.
Su estudio concluyó que “en Puerto
Rico los concursos tienen tanta au-
diencia por ser transmitidos a través
de los medios y por el gran recibi-
miento a las delegadas triunfantes”.
Ciertamente, para los puertorrique-
ños “tirar la casa por la ventana” cada
vez que una boricua trae la corona es
una tradición.
Sin embargo, el profesor destacó que
si“PuertoRicocelebralavictoriadelas
reinas de belleza como país soberano
es porque el medio dirigido al con-
sumopopulartransformólallegadaen
todo un evento pro nacionalismo”.
De hecho, según la experta en es-
tudios mediáticos y culturales, Silvia
Álvarez Curbelo, cuando ganó Mari-
sol Malaret, primera ostentadora
puertorriqueñadeltítuloMissUniver-
se, “todos los políticos invadieron el
aeropuerto y se deshicieron en hala-
gos de belleza y encantos a la unidad
puertorriqueña en clave femenina”
debido a la cobertura mediática.
Lacatedráticaqueharealizadomúl-
tiplesinvestigacionesreferentesalim-
pacto de las reinas de belleza puer-
torriqueñas presentó en el Congreso
de la Asociación de Estudios Latinoa-
mericanos 2013 (LASA), que “el re-
greso real nos permite un acceso a la
caja negra de ciertas configuraciones
de cultura pública que se constituyen
en Puerto Rico a la altura del último
tercio del siglo 20, en torno a la iden-
tidad del país, al elenco de géneros y
sexualidades y al sistema de repre-
sentaciones crecientemente organiza-
do desde los medios”.
Paralospuertorriqueñosnoesajeno
que durante los certámenes las can-
didatas se conviertan en una fuente
principal de historias que todos se de-
leitan en documentar. Sin embargo,
estos acercamientos han evoluciona-
do con las redes sociales que imperan
en la cotidianidad de la Isla.
Según Manuel Avilés Santiago, pro-
fesor universitario de la Universidad
Estatal de Arizona, “todo ha evolu-
cionado con el envolvimiento de las
personas que se sienten como parte
de ese producto, que pueden decidir
qué traje típico usará la delegada bo-
ricua, que sienten tener un poder tan
grande sobre la candidata que si antes
los certámenes le importaban ahora
son su diario vivir”.
Avilés está seguro de que la rele-
vancia otorgada a lo que sucede du-
rante el camino a la corona es mayor
que antes, sobre todo para los puer-
torriqueños que “ven en Miss Univer-
se un micro momento de indepen-
denciadondesecompitedetúatúcon
quienes nos colonizaron”.
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ARCHIVO
porquelaseleccionadapasaríaacom-
petir en el ámbito regional con otros
50 estados, y de resultar la candidata
del ‘estado de Puerto Rico’ la gana-
dora, los residentes se sentirían tan
orgullosos como se sintieron con el
triunfo de Marisol, Deborah, Dayana-
ra, Denise y Zuleyka”, afirmó el es-
tudioso del tema.
Sin embargo, para su homólogo Avi-
lés esto no sería así porque “en el con-
curso Miss USA, contrario al Miss
Puerto Rico, no se celebra un vínculo
al estado al cual se pertenece, de he-
cho, se desvanece toda relación re-
presentativadellugar,mientrasquela
naturaleza del certamen Miss Univer-
so exige una sensibilidad cultural que
propende a pensar en la nación, a
imaginar la gloria de la nación”.
PuertoRicoesunpaísquesedestaca
en los concursos y pone mucho em-
peño en ellos. De hecho, a pesar de
pertenecer a los Estados Unidos, en la
Isla defiende su identidad como una
diferente a la norteamericana.
“PuertoRicoesunacoloniasalvoen
esas áreas particulares donde ad-
quiere representación como la na-
ción que somos, pero en el momento
en que Puerto Rico se encamine a
formar parte integral de una nación
distinta eso se perderá”, opinó Hiram
Guadalupe, férreo defensor del na-
cionalismo y autor del libro Historia
de la Salsa.
Los concursos de belleza en los que
se pasea la bandera de Puerto Rico
muestran un sello de identidad y de-
fensaparalosisleños,ymáscuandola
primera ganadora puertorriqueña le
arrebató el triunfo a la estadouniden-
se, Deborah Shelton.
Malaret que era huérfana de ambos
padres y provenía de Puerto Nuevo
despertó el sentir optimista de los
puertorriqueños que pensaron que
consutriunfoobtuvieroncrecimiento
social y económico a nivel global.
De una forma u otra, los concursos
de belleza sí han hecho al pueblo re-
flexionar sobre su lugar en el mundo.
“El nacionalismo
cultural nos define y
es imposible
erradicarlo en los
puertorriqueños que
añoran los triunfos
internacionales”
MANUEL AVILÉS
Profesor universitario
“Ver la
bandera
en el concurso
es un acto
patriótico”
HIRAM GUADALUPE
Sociologo y periodista
“Los ejecutivos de Miss
Universo Inc. parlotean
que el cetro se quedó
en casa, pues la
ganadora resultó ser
una ciudadana
americana”
HÉCTOR SEPÚLVEDA
Catedrático
“El nacionalismo cultural nos define
y es imposible erradicarlo en los puer-
torriqueños que añoran los triunfos
internacionales”, agregó.
Por otro lado, en el Congreso de LA-
SA2014,SilviaÁlvarezdiounaposible
explicación al porqué de esto y es que
“una isla sustraida de guerras de in-
dependencia, guerras civiles y turbu-
lencias que han producido panteones
nutridosdepróceres”,alparecernove
otro camino al que dirigirse.
Muchos desconocen que en Puerto
Rico se escoge candidata para Miss
Universo desde 1952, año en el que el
país se convirtió en territorio no in-
corporado de los Estados Unidos.
Desde entonces, la isla participa año
tras año y según Avilés, envía una
“candidataqueseaciudadanaideal,es
decir, que no tome posiciones en
cuanto a política porque la Isla tiene
una política muy polarizada”.
Sin embargo, la delegada actual a
Miss Universo 2014, Gabriela Berríos,
fueabordadaacercadelstatuspolítico
de la isla en la entrevista con el jurado
y reveló que su respuesta fue que ella
es “bien patriota”, que se siente “bien
puertorriqueña” y que “Puerto Rico
debe tener una representante en Miss
Universo siempre”.
A pesar de sus palabras, conocedo-
res de las implicaciones de la anexión
como Sepúlveda, están certeros de
queapesardequePuertoRicocelebre
la victoria de las reinas de belleza co-
mopaíssoberano,enrealidad“loseje-
cutivos de Miss Universo Inc. parlo-
tean que el cetro se quedó en casa,
pues la ganadora resultó ser una ciu-
dadana americana”.
“Puerto Rico continuaría teniendo
una delegada en el prestigioso certa-
men internacional si fuese un estado
En el triunfo de una reina de belleza inciden en un solo evento los cultos a la belleza, a la mujer, a la
juventud y a la patria.
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El triunfo de Marisol Malaret en 1970 como la primera puertorriqueña en coronarse Miss Universe marcó a
toda una generación y propulsó el aficionismo por los certámenes de belleza entre los boricuas.
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