El visir Ibraim Maluf lleva al matemático y al narrador a su residencia para probar las habilidades del matemático. El visir le pide al matemático que cuente el número de camellos en el patio sin poder verlos directamente. El matemático cuenta primero las patas y orejas de los camellos, y luego realiza cálculos matemáticos para deducir el número exacto de camellos teniendo en cuenta una peculiaridad de uno de ellos.