En el 2006 un concurso para empleados de la Rama Judicial, con el sistema antiguo, de la carpeta celuguia, foliada y un montón de papeles que constituían plena prueba de que no eras un impostor, el resultado del examen me favorecía con creces, un amigo de esas fechas me dio la noticia y en un tiempo en que la camiseta no tenia viento fue de gran alegría, pero debí continuar con mi actividad de abogado litigante anónimo y sin privilegios, sin rosca en un medio donde todo viene de la fábrica de roscas a la medida del Tartufo de turno