Un trabajador murió durante un entrenamiento de brigada contra incendios al presurizar un extintor de fuego muy deteriorado. La explosión de la cápsula le causó una herida profunda en el cuello que le ocasionó la muerte instantánea. La investigación reveló que la empresa no realizaba el mantenimiento adecuado de los extintores y usaba los más viejos y dañados para las prácticas, poniendo en riesgo la seguridad de los trabajadores.