2. Acepta la gran gracia de Dios
Pero allí donde abundó el pecado,
sobreabundó la gracia.
Romanos 5:20
Dios vence el mal con el bien derramando su gracia ilimitada sobre ti para que, si pecas, su gracia
sea mayor que tu pecado. El amor de Dios es el poder que perdona tus pecados, sana tus heridas
emocionales y restaura tu quebrantado corazón.
Cuando eres consciente de que Dios te ama, no por quien eres ni por nada de lo que has hecho,
puedes dejar de intentar ganarte su amor y simplemente recibirlo y disfrutarlo.
Comienza confesando en voz alta varias veces al día que Dios te ama. Dilo y acostúmbrate a la idea
de ello. Abunda en su amor y deja que sature tu alma. Cuando tu corazón esté lleno del
conociemiento del amor de Dios, podrás empezar a amarle a cambio: Nosotros le amamos a Él
porque Él nos amo primero.
Termina bien tu día, Joyce Meyer .