Tener dinero no es inherentemente malo, pero puede conducir a problemas si no se gestiona de manera responsable. El dinero en sí mismo no es bueno ni malo; depende de cómo una persona lo obtiene y cómo lo usa. Lo más importante es centrarse en las relaciones y en ayudar a los demás, no en acumular riqueza por el simple hecho de acumularla.