1. AGARRA CON GARRA
Porque yo también use mis zapatillas con luces
HE CAMINADO MUCHO, Y ESE PEQUEÑO INSTRUMENTO QUE
ALUMBRABA MIS PASOS, QUE LE CONCEDÍA UN TÍMIDO RAYO DE LUZ A
MIS HUELLAS, SE A APAGADO. YA NO PRENDE, DURO LO QUE DURA UNA
ILUSIÓN CIBERNÉTICA, LO QUE DURA UNA PROMESA DE AMOR A 4.000
KILÓMETROS DE DISTANCIA. OCURRIÓ EN LA FERIA DEL HOGAR DE 1992.
COMO TODO ADOLESCENTE, DEJE QUE LA VEEMENCIA DECIDA Y NO
ESCUCHE A LAS LEYES DE LA ELECTRICIDAD. ESTOS PEQUEÑOS FOCOS
ROJOS QUE REPOSABAN EN LOS TACOS DE MIS ZAPATILLAS TROOP HAN
FALLECIDO, SOLO UN DÍA DE VIDA, SOLO CUATRO HORAS DE CAMINATA
PARA HACER INMINENTE EL APAGÓN DE CALZADO. NADIE ME AVISO,
NADIE ME DIJO, ESAS ZAPATILLAS NO SE ENCENDIERON MÁS. ESAS TOOP,
CON SU FUGACIDAD LUMINOSA, ME CONDENARON A BUSCAR LA
FELICIDAD EN EL LADO OSCURO.
No recuerdo mayor excentricidad que esa toop con luces.
Eran azules y blancas, con bordes negros y pasadores verdes fosforescentes,
los compre en polvos azules y me emocione mucho, las zapatillas se encendían
apenas pisaba el suelo, casi me convertí en un carrito chocón con mis faros
rojos. Yo mismo era. Pero en aquella visita a la feria (y esa espera en la cola de
“erase una vez en la tierra”) fulminaron mi capacidad de alumbrar. Estuve de
pie mucho tiempo y cuando regrese a casa me di cuenta que las zapatillas ya
no se encendían con el poder de una batiseñal sino que solo era un fulgor
tímido, como la agonía de una estrella.
El vendedor le había dicho a mi padre que las zapatillas, mejor dicho que los
pequeños diodos tenían repuestos. No recuerdo exactamente que paso
pero nunca pude renovarle la luz a las zapatillas, tuve que renunciar a
nunca más sentirme un iluminado. Use mis queridas y ridículas troop
solo un par de meses más para jugar fulbito después de la clase de
educación física, la última vez que me las puse fue en una pichanga en
el parque castilla, como “patrulla” barbadillo, no medí que en el arco
del otro equipo había un “verdadero poliglota” ( léase troglodita en
lenguaje don ramonezco), me barrieron como a messi, me plancharon
sin hasco, salí volando y mis troop también. Me pare y busque al
portero, le pedí que se quite los guantes, que se ponga en guardia, que
le iba a hacer la grulla, pero él me detuvo, me pidió disculpas por ese
foul criminal, acepto la cobranza del penal y me dijo:”¿oye estos no son
los focos de tus tabas?”. Los guarde de recuerdo por mucho tiempo.
Eran mi pequeño monumento al absurdo.