El documento habla sobre la importancia de la agricultura en la Biblia. Señala que desde el principio, en el segundo relato de la creación, Dios le dio al hombre la tarea de cultivar y cuidar la tierra. Más adelante, la agricultura unió estrechamente a las personas con el suelo que les daba alimento. La Biblia también establece leyes para la distribución justa de la tierra y el cultivo pensando en los demás, especialmente los pobres.