Cómo sucede habitualmente nos desgarramos la garganta una vez consumado el hecho, pero rara vez tratamos de impedirlo con anterioridad. Menos hipocresía y más autenticidad.
El pasado mes de julio mantuvimos una conversación con Pep Guardiola. Una conversación en la que hablamos de su filosofía, de su manera de hacer las cosas, no sólo en su trabajo, sino también en su vida.
Y es que son muchos los valores que Pep Guardiola y el Banco Sabadell tenemos en común.
Valores que lo han llevado a él a lo más alto, que nos han permitido a nosotros trabajar y crecer con las mejores empresas durante los últimos 130 años, y que ahora queremos compartir con gente como tú.
El pasado mes de julio mantuvimos una conversación con Pep Guardiola. Una conversación en la que hablamos de su filosofía, de su manera de hacer las cosas, no sólo en su trabajo, sino también en su vida.
Y es que son muchos los valores que Pep Guardiola y el Banco Sabadell tenemos en común.
Valores que lo han llevado a él a lo más alto, que nos han permitido a nosotros trabajar y crecer con las mejores empresas durante los últimos 130 años, y que ahora queremos compartir con gente como tú.
1. Ahora nadie quiere ser “Carlitos”
¿Es culpable?... En mi opinión, sí.
Esto no quita la idolatría de Tevez, no modifica ni la carrera, los
logros y la imagen del jugador, más aún la de sus colegas que bien
saben cómo es esta cosa de ir bien o mal hacia el competidor en
cuestión.
Los que jugamos alguna vez al fútbol, sabemos bien cuando
podemos “hacer doler” al rival, es mentira que sientan que lo
hicieron descuidado, sin querer, eso no pasa. Sí, es cierto que el
desenlace de la acción tiene un final que no pretendemos y en este
caso Tevez “sí” quiso hacer doler, lo que entiendo según lo que veo
es que no quería ese final, de ninguna manera. Hay que ser muy
mal tipo para querer lastimar en la acción e intención. También
2. sabemos que existen jugadores toscos y estos mismos se abusan
del apodo de “bruto” y aprenden a usarlo a favor, pero repito, no
deseando las peores consecuencias.
Una cosa es la acción-intención y otra el desenlace, el final, la
categoría del resultado. Insisto, sin ponerme en juez, puedo
recordar fácilmente la patada de Sessa a Palacio, Marin a Centurión
en aquel verano, la de Benitez a Cubas más reciente y en esta
misma fecha la expulsión de Wilchez por la patada a Mendoza y
hasta en un entrenamiento pudimos ver a Orion vs Paredes con el
final que ya sabemos. Sin ir más lejos el capitán del Porto en el
clásico vs el Benfica tuvo una acción violenta inexplicable que por
suerte no llego al peor final este fin de semana. Todas
absolutamente todas eran para ejemplificar una docena de partidos
afuera por lo menos, no por el desenlace si no por la acción-
intención.
Hoy el pibe de Argentinos está imposibilitado de ejercer mientras
Tevez puede salir campeón con Boca si todo sigue así. Pero claro
¿Con quién comenzamos a dar el ejemplo? Con uno sin nombre, sin
repercusión o con Tevez? ¿Con un club casi descendido para que
nada ocurra o con un club que hace mucho ruido y es uno de los
más grandes de América?
Hipocresía, conveniencia, política, suciedad, mugre, dinero,
prestigio, fama, publicidad, periodismo chupa sangre, periodismo
encubridor, generación de debate, dirigentes sin capacidad… Esto
es parte también de aquello que debería comenzar a corregirse si
queremos corregir a los protagonistas.
3. Desterrar frases “Si no pongo la patita me rompe él a mi” “Yo creo
que fue una jugada desafortunada” (sobre todo los compañeros del
jugador infractor (¡¡¡qué pretenden que diga!!) “En el fútbol hay
que ser vivo” “El fútbol es para vivos” (hasta donde sé todos los
jugadores están con los signos vitales correctos) “Tirate, tirate…”
“Vos no entendés como funciona esto”
Y estas son apenas algunas…
No seamos hipócritas si realmente queremos este deporte, no
digamos lo que nos parece según nos convenga, así no mejoramos
ni ahora ni nunca. Podemos reconocer el error, asumir las
consecuencias y trabajar para que no suceda, porque bien sabemos
que a este deporte los juegan humanos que como se dice siempre
“las revoluciones” están a mil (si también son profesionales y
conviven con esas cuestiones muy seguido como para caer
continuamente en el error y cobran en consecuencia de ser
profesionales y al serlo no se les paga para este tipo de errores) por
lo que también se debería entrenar la cuestión mental más a fondo
y desde pequeños, no pretendiendo que esto no ocurra nunca
jamás si no para que las reacciones contengan acciones-intenciones
con un desenlace menos grave. Las emociones hay que trabajarlas
porque como en cualquier trabajo, aquí hay personas. No debería
haber concesiones por el hecho de ser “crack”
Insisto, yo no quiero romperlo, no quiero lastimarlo, no quiero
cortarle la carrera por más enojado que este, pero sí, quiero que
me sienta, quiero ganarle de “guapo”, quiero me respete y no me
ponga el codo encima de la cara, no me escupa, no me golpee de
atrás como en la jugada pasada.
4. Lo que debería pensar, trabajar y aprender es que cuando vaya en
busca de la acción-intención deseada (que yo solo conozco) puedo
no poder justificarla después si el desenlace es otro más grave aún.
Menos aún podré explicarlo ante miles de cámaras y televidentes,
periodistas, dirigentes, colegas (a estos les puedo mentir menos)
familiares de la víctima y espectadores momentáneos en el estadio.
¿Puede ocurrir? Sí, claro que puede pasar, pero también comenzaré
a entender la cuestión cuando reciba una ejemplar sanción y la
desaprobación de mis compañeros e hinchas y el ambiente en
general me muestre que el hecho de ser ídolo no es compatible con
las malas costumbres.
Diego A. Menino