El documento discute si una mujer debe cobrar por alquilar su vientre. Argumenta que no es ético que una mujer cobre por este servicio, ya que la haría ver como un objeto en venta y podría llevar a que mujeres con pocos recursos pongan sus cuerpos a la venta por necesidad. En cambio, propone que las mujeres lleven los embarazos de forma altruista, cubriendo solo los gastos médicos, para evitar esta situación y ayudar a parejas que no pueden concebir de manera natural.