La empresa moderna se caracteriza por su dinamismo y capacidad de cambio constante, en contraste con las estructuras rígidas del pasado. Está compuesta por socios capitalistas y trabajadores, así como por recursos materiales como equipos e instalaciones, e inmateriales que incluyen la organización y cultura. Para tener éxito, las empresas deben realizar un plan estratégico que analice sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas, y defina proyectos que aprovechen sus oportunidades.