Una pareja humilde visitó la oficina del presidente de Harvard para proponer construir un edificio en memoria de su hijo fallecido, pero la secretaria y el presidente los trataron con desdén por sus ropas baratas. Aunque el presidente se burló de su oferta por el alto costo, la pareja decidió usar sus recursos para fundar su propia universidad, la Universidad Stanford, que hoy es la número uno del mundo.