El documento presenta un dilema ético sobre a quién llevar en un automóvil deportivo de dos plazas durante una tormenta: una anciana enferma a punto de morir, un viejo amigo que salvó la vida del conductor, o la mujer de sus sueños. Un aspirante a un trabajo propuso darle las llaves del auto al amigo para que llevara a la anciana al hospital, mientras él esperaba el autobús con la mujer. La moraleja es prestar más atención a nuestras acciones y palabras.