Este documento explora a quién debemos acudir: a Cristo, Su Palabra y Su Promesa. Dividido en tres secciones, argumenta que debemos depositar nuestros pesares en Cristo, acudir a Su Palabra para recibir consejo y fortaleza, y aferrarnos a Su promesa de vida eterna. En conclusión, afirma que no hay a dónde ir ni en quién confiar excepto en Cristo, Su Palabra y Sus promesas.