El boccia se originó en la antigua Grecia y fue recuperado en los años 70 para adaptarlo a personas con discapacidad. Es un deporte de precisión y estrategia jugado en silla de ruedas que se convirtió en deporte paralímpico en los Juegos de Seúl 1988. Se juega en una cancha de madera o goma de 12.5 x 6 metros usando bolas rojas, azules y blancas para anotar puntos dejando la bola más cerca de la diana.