1. “BARAKA”
Es una película que nos muestra una mirada tradicional del documental, en la que se
muestra un poder narrativo en la interpretación y mezcla de imágenes, música y sonidos
naturales, me parase interesante señalar la manera en la que se maneja el sonido, ya que
a través de esta interpretación se logra mantener una mezcla o una sensación de estar en
un lugar natural, y transformarlo a un mundo artificial y elaborado por el hombre, es decir
resaltar la manera como por un instante podemos estar en dos lugares totalmente
diferentes el uno del otro, y sin importar que tipo de intervenciones haya tenido el ser
humano en ellos, claro que a mi parecer esta es una manera interesante de señalar como
el ser humano puede desarrollar diferentes capacidades que le permitan interpretar lo que
acontece en su entorno.
La música se ha constituido en elemento esencial de la nueva tradición documental y la
banda sonora de "Baraka" no es la excepción. Las composiciones de Michael Stearns
contribuyen a aumentar la intensidad con que se perciben las imágenes de la cinta,
proporcionando al espectador una experiencia casi extra-sensorial.
En detalle me parece interesante ver como se relacionan y resaltan tantos aspectos de
nuestra sociedad, en ellos se encuentra la cultura, las costumbres y demás, es decir
podríamos señalar la manera como vemos que en la sociedad estamos perdiendo el
valor que tiene la cultura y la vida, ver como pocas personas son consientes del daño que
causan y muy pocas hacen algo por cambiar esta situación, no se dan cuenta de que no
es sólo el planeta el que se lesiona, sino también la vida del resto de los seres humanos y
de la naturaleza, la cual nos brinda todos sus recursos para que podamos satisfacer
nuestras necesidades y desarrollar la vida, al perjudicar el planeta estamos destruyendo
nuestro propio hogar. Si el daño sigue, se producirá tal deterioro que, los que vienen
detrás no podrán acceder al derecho de vivir en un mundo que de verdad valga la pena y
tenga sentido. No tenemos como determinar el valor de la cultura, sabemos que todos
países tienen culturas distintas y todas son valiosas para sus habitantes, observamos
como las inmensas riquezas naturales en cada uno de ellos han sido explotadas sin
tenerla precaución de rejuvenecerla o por lo menos conservarla, nuestro planeta se
encuentra a la espera de un cambio de comportamiento por parte de nosotros los seres
humanos. La película tiene como objetivo reflexionar acerca de la relación del ser humano
a establecido con su entorno natural, nos hace pensar por un momento, si de verdad le
estamos dando el valor a la vida que realmente merece, donde la tecnología tiene un
espacio muy importante pero, no la sabemos usar adecuada mente, cada vez se
construyen más armas para la guerra y mas multinacionales que acaban con los recursos
2. a costa de todo, en un sistema de monopolio, como si el dinero fuera la primera necesidad
en lugar de la vida y la dignidad de nosotros los seres humanos.
El destino de la obra literaria y cinematográfica suele ser narrar la unidad de una historia.
Pero el cascabel de la narración puede sonar en otra superficie: la del tejido de las
muchas historias, de los muchos lugares, de los muchos cultos y creencias, de las
muchas culturas. Es esta, quizá, una cima más ambiciosa para el relato. El relato de la
realidad polifónica.
Baraka es palabra sufí, cuya traducción sería bendición, aliento o esencia de la vida.
Hacia paisajes más profundos del tiempo se abre este documental donde sólo fluyen la
imagen y el sonido. En ningún momento la voz humana explica o guía el devenir visual.
La plétora de imágenes procede de 24 países. Los sonidos son multiformes, como el
mundo que entrega la cámara. Sonidos étnicos, tribales a veces; y, en otras ocasiones,
cánticos sublimes de Lisa Gerrard (Dean can dance), o campanas tibetanas, o la hipnótica
e impactante musicalidad electroacústica de Michael Sterns.
Baraka recoge y despliega el tejido de la diversa búsqueda de lo sacro en las culturas. En
su felina y magnética movilidad rebullen personajes y cultos de China, India, Tibet, Israel,
Japón, Australia, el Amazonas, entre otros. A pesar de su amplitud, el film sólo absorbe
parte de las numerosas aproximaciones a lo sagrado que fosforecen todavía hoy en el
mundo contemporáneo del neoliberalismo secular y agnóstico. Al rosario de los cultos se
le agrega la naturaleza solitaria y el caos que, con orden torrencial, fluye en las grandes
ciudades.
La naturaleza, aun libre del sello rutinario de la civilización, brilla entre cataratas,
montañas desérticas, cráteres de volcanes, fértiles planicies africanas, horadados
acantilados en costas visitadas por la música infatigable de las olas. Olas: el agua que
canta.
Es por medio de este documental que logramos admirar las maravillas que tienen o
poseen los paisajes naturales, la relación con toda la humanidad y como nos hemos ido
construyendo culturalmente en cada una de las comunidades, hoy más que nunca
debemos entender, como la mano del hombre ha tenido malas influencias para el
ecosistema y perjuicios a nosotros mismos como seres humanos, nos hemos desarrollado
a lo largo de la historia con distintos ideales pero, sólo se piensa individualmente y no en
lo que nos beneficia a todos como parte de este planeta, perseguimos la satisfacción de
las necesidades en un mundo que se rige por el capitalismo y el consumismo masivo, sin
pensar tampoco en lo más importante para el desarrollo de la vida y el planeta