En el pasado, los humanos temían a los monstruos y espíritus que salían de noche a rondar la tierra, especialmente al más temible Cabeza Voladora; una mujer decidió enfrentarlo para que dejara de atormentar al pueblo, haciéndole comer piedras candentes, lo que causó que huyera con la garganta quemada y dejara al pueblo en paz.