1. Un padre con su hijo pequeño, iban por el campo junto a un burro de su propiedad, al pasar por donde estaba un grupo de personas, oyeron que decían: ¡Miren esos tontos. Ir de pie cuando podrían ir sobre el burro!
2. Padre e hijo subieron al burro. Y más adelante escucharon otro comentario: ¡Esos dos no tienen sentimientos, abusar del pobre burrito, con el peso de los dos! Al escuchar este comentario, el padre se bajó.
3. Al pasar frente a otros campesinos, escucharon: Los hijos son unos ingratos. Vean a ese muchacho dejando que su padre vaya a pie, mientras él muy cómodo en el burro! Esta expresión influyó en ellos, puesto que el niño se bajó y el padre subió al burro. La próxima crítica fue:
4. ¡Pobre muchachito!. Cómo irá de cansado, mientras que su padre va cómodo en el burro. Padre e hijo adoptan por llevar cargando al burro. Y entonces al entrar al pueblo, oyen que les decían: ¡Vaya par de animales! ¡Cargar un burro!
5. Moraleja: Los mediocres y los tontos siempre te criticarán, hablarán de ti y será muy difícil que encuentres alguien conforme con tus actitudes. Entonces. ¡Vive como te parezca, haz lo que dicte el corazón. Una vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso: canta, ríe, baila, ama y vive intensamente cada momento de tu vida antes de que el telón baje y la obra termine sin aplausos. Recuerda que la vida sólo son instantes. Charles Chaplin
6. El talento artístico o el conocimiento científico, que son atributos superiores no suelen despertar sentimientos negativos. No así la belleza física, una mujer bonita jamás será perdonada de serlo por aquellas que no se sienten igualmente bellas y será blanco de críticas y/o acciones malévolas y envidiosas. Pero lo que es imperdonable en otros es que alguien triunfe, o que posea riqueza o poder. El individuo que por sus cualidades, por su esfuerzo, logra una posición que lo destaca de sus connacionales, es a menudo blanco de todo tipo de diatribas para hacerle daño.
7. Pero estos sujetos pequeños y miserables encuentran en el consenso general su propio castigo. Como están envenenados, no tienen el equilibrio, el razonamiento, actúan irracionalmente guiados por impulsos, se ponen en evidencia prontamente, pues no tienen la habilidad del disimulo, pues no obran cautelosamente sino que adoptan posturas que los delatan.