12. El hombre poquito a poco,
alguna sisa, algún hongo,
se iba haciendo un capital,
y piensa, como es natural,
donde esconder… el mondongo.
13. No es por incordiar Gonzalo,
pero te digo con ahínco,
las estrofas son de a cuatro,
y has metido una de cinco.
14. Lo siento maestro, es que me emociono con la rima
Bien hombre, bien
pero ten más cuidadito,
porque he oído decir,
que rimar, rimas,
como te sale del pito.
Lo ve maestro le ha salido, otro de cinco
quizá tenga yo que decir ….
piriviti te la hinco.
Vale, vale, dejémoslo como está y sigue con la historia
15. Piensa, Agustín y discurre,
donde guardar su alcancía,
“Ha de ser fácil de acceso,
y que no la alcance la arpía”
16. Se refiere el muy ladino,
a su mujer, la Prudencia,
que en llegar a fin de mes,
no ha hecho arte, sino ciencia.
17. Mal sitio bajo el colchón.
Muy visto lo del puchero.
Tal vez moviendo un ladrillo…
¡Va!, Mejor cavo un agujero
19. Hasta que….
Un día entrando en la cuadra,
buscando la bicicleta,
ve colgando de un clavo,
una mísera chaqueta.
20. Se le iluminan los ojos,
después de tanto dar vueltas,
vislumbra un sitio perfecto.
¡El bolso de la chaqueta!
21. Mirando la tosca tela,
tanto tiempo en un rincón,
sola, triste y olvidada,
dice a modo de sermón.
“Vieja pana, ya en desuso,
te doy cargo vitalicio,
tanto tiempo abandonada,
vuelves a entrar en servicio.”
22. Y así vino a suceder,
que una ropa malucha,
por el arte del ingenio,
se convirtió en una hucha.
23. Unas veces gruesa y llena,
otras vacía, con hambruna,
según va soplando el aire,
de la veleidosa fortuna.
24. Y así fue pasando el tiempo,
yendo y viniendo a la pana,
sin pensar que son muy limpias,
estas mujeres serranas.
26. “¿Que demonios pinta aquí,
esta costrosa chaqueta?”
Tiene que tener más años,
que el que inventó la peineta.
“¡Que hombre. Que desastre!
todo lo deja por medio,
ahora que a este pingajo,
le pongo pronto remedio”
27. Ni corta, ni perezosa,
Da comienzo a la odisea,
la coge sin más del cuello,
y la lanza a la chimenea.
28. Que bien ardía la pana,
dicen dimes y diretes,
azuzada por la llamas,
que soltaban los billetes.
29. ¿Y que pasó maestro?
¿Y que iba a pasar?
Pues que llegó el sábado, sabadete y…
30. Ufano pensó Agustín
“Voy a echar unas manitas,
me pasaré por la cuadra,
a buscar algo de guita”.
31. Cual no será su sorpresa,
cuando da vuelta a la puerta,
y donde antes colgaba ropa,
ve una alcayata desierta.