Sansón le pide a Dios fuerzas para vengarse de los filisteos por haberle sacado los ojos. Sansón agarra las columnas centrales del edificio donde se encontraban los filisteos y las derriba, matando a muchos filisteos y a sí mismo en el proceso. A pesar de sus defectos, Dios usó a Sansón para liberar a Israel de sus opresores, los filisteos.