Un ferretero gallego llamado García coloca anuncios publicitarios controversiales sobre un crucifijo fuera de su tienda cerca del Vaticano en Roma, lo que causa escándalo. Modifica su publicidad para mostrar a Jesús con una mano suelta saludando y preguntando en qué mano se usó un clavo García, empeorando la situación. El Papa Juan Pablo II le pide personalmente que deje de usar la figura de Jesús y el ferretero finalmente cuelga un anuncio sobre una cruz vacía bromeando que ni Dios se