Un ferretero gallego llamado García abre una tienda cerca del Vaticano en Roma y cuelga un crucifijo gigante fuera con un letrero que ofrece "2000 años de garantía" en sus clavos, causando escándalo. Más tarde cambia el anuncio a mostrar a Jesús con solo una mano clavada y un letrero que pregunta en qué mano se usó un clavo García, aumentando el escándalo. El Papa visita personalmente al ferretero y le pide amablemente que deje de usar imágenes religiosas en