En el siglo XVIII existió en la República Dominicana un asesino caníbal llamado Comegente, descrito como un hombre de piel oscura y estatura baja con pies pequeños. Comegente aterrorizó a la población usando supuestos poderes sobrenaturales como moverse rápidamente y estar en varios lugares a la vez, matando a sus víctimas con una garrocha. Finalmente, un campesino llamado "seño Antonio" logró capturar a Comegente usando un "bejuco de brujas" y llevarlo