Jesús nos invita a ser servidores humildes como él lo fue. Jesús lavó los pies de sus discípulos para darles ejemplo de que debemos poner los talentos y habilidades al servicio de los demás. Si Jesús, el Señor, se humilló a sí mismo para servir, nosotros también debemos estar dispuestos a ayudar a quienes nos rodean.