La investigación muestra que los seres humanos tienen una capacidad innata para reconocer patrones visuales complejos. Los bebés pueden distinguir caras a solo horas de nacer, y los adultos pueden reconocer miles de caras familiares. Aunque el cerebro humano es extremadamente hábil en el reconocimiento de caras, los algoritmos de IA aún no han alcanzado el mismo nivel de capacidad.