El documento describe que Dios no juzgará a las personas por sus posesiones materiales o estatus social, sino por cómo trataron a los demás y vivieron de acuerdo con sus creencias. Dios preguntará sobre las buenas acciones hacia los necesitados y cómo se comportaron con los vecinos, no sobre el auto, casa u otros bienes materiales. La fe debe ir acompañada de obras y una vida de servicio a los demás.