El autor le pide paciencia y comprensión a su hijo para cuando envejezca y ya no sea capaz de hacer las cosas por sí mismo. Le pide que lo ayude a bañarse, vestirse y comer sin avergonzarse o burlarse de él. También le pide que escuche con paciencia si repite historias y que no se enoje si dice que ya no quiere vivir, sino que lo entienda como parte del envejecimiento. Finalmente, le pide que lo acompañe en sus últimos días con amor y paciencia como él lo hiz