Una oveja llamada Dorita era la única de color negro en un rebaño blanco, por lo que los otros animales la veían como rara y no jugaban con ella. Un día, el dueño de la granja trajo un nuevo rebaño completo de ovejas negras, haciendo que Dorita se sintiera menos única. A partir de entonces, Dorita y los demás animales jugaron y se rieron juntos, ya que entendieron que el color de Dorita no la hacía diferente.