Un rey ofreció la mano de su hija, la Princesa, a quien le trajera una manzana mágica que la curara de su parálisis. Dos hermanos intentaron traer la manzana, pero solo el menor logró engañar a un enano curioso y llevar la fruta correcta al palacio, curando a la Princesa. Como recompensa, el rey cumplió su promesa y el joven se casó con la Princesa, viviendo felices para siempre.