Los hermanos Pedro y Martina estaban montando un portal de Belén cuando la figura de la Virgen María se cayó al suelo y empezó a hablar, sorprendiendo a los niños. Más tarde, cuando se quedaron solos en su habitación, todas las figuritas cobraron vida y les explicaron que era la magia de la Navidad, aunque solo los niños podían verlas y oírlas. Pedro le preguntó a un pastor si todas las figuras podían moverse.