Un niño vivía con sus padres y cuatro abuelos llamados Joe, Josefina, Jorge y Georgina en una casa de madera en las afueras de una gran ciudad. La familia comía pan con margarina para el desayuno, repollo cosido para el almuerzo y sopa de repollo para la cena. Disfrutaban los domingos porque podían repetir la comida, y en sus cumpleaños el niño recibía una chocolatina de la que comía un pedacito cada día.