Omulú se manifiesta a través de dos formas diferentes: como viejo de caminata lenta y con brazos caídos, su danza “es la mímica de los sufrimientos, de las enfermedades, convulsiones, temblores de fiebre y del andar de los jorobados deformados”. Rueda acostado sobre el suelo, después permanece de pie y continua la coreografía; o como joven y fuerte, con danza dinámica, grandes saltos y gestos expresivos de las manos. Se desplaza, ora para la derecha, ora para la izquierda, moviendo las manos que apuntan la dirección del desplazamiento y se vuelven alternamente para arriba y para abajo.