Mariana se enoja cuando su amiga Julia rompe su juego de té que le habían regalado, pero su madre le aconseja que deje secar su ira antes de tomar represalias o pedir explicaciones. Más tarde, Julia viene a disculparse y explica que fue otro niño quien rompió el juego, no ella. Mariana acepta sus disculpas porque siguió el consejo de su madre de dejar que su ira se secara primero.