María se enfrenta a un dilema moral porque sabe que su amigo es el jefe de una banda de ladrones del colegio. Sus opciones son decírselo al director y los padres, guardar silencio, hablar con su amigo para que pare, o amenazarlo con contarlo si no para. Argumenta que debería hablar con su amigo primero para que pare, y si no para, amenazarlo con contarlo. Personalmente decidiría hablar con su amigo para que pare robando, y amenazarlo con contarlo si no hace caso.