La bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona. Recibir una bendición trae prosperidad y felicidad. Dar una bendición también trae el favor de Dios hacia quien la da y otorga vida tanto a quien la recibe como a quien la da. Vivir en presencia de Dios y obedeciéndole trae la bendición divina constantemente.