El documento describe cómo Jesús resucitó al hijo de una viuda en la ciudad de Naín. Jesús se acercó al ataúd del hijo muerto de la viuda, lo tocó y le dijo que se levantara. El muerto se incorporó y empezó a hablar. Todos los presentes quedaron sobrecogidos y alabaron a Dios, reconociendo a Jesús como un gran profeta enviado por Dios.